Basado en mi experiencia recogida de mis estudios de Administración Pública en Colombia, haciendo seguimiento en el recorrido de análisis y conocimiento de mi experiencia como ciudadano de los Estados Unidos de América por 37 años y como editorialista revisando los temas sobre sociología, ciencia política, gobierno y ejercicio empresarial en el ámbito privado; hice una consulta en la Universidad Panamericana sobre gobierno y en especial sobre los tópicos que nos aquejan en un momento histórico a nivel político, migratorio y sociológico en este en los Estados Unidos.
Quiero abordar este tema por que tanto los ciudadanos de otras nacionalidades, los residentes y en especial aquellos que se encuentran en proceso o hasta los que no pueden acceder a dicho proceso por múltiples motivos, debemos tomar los pasos adecuados para comprender en que país vivimos, que leyes nos obligan y sobre todo, que significa cada uno de los términos que manejamos a diario sin tener en cuenta sus diferencias o incluso sus implicaciones para cada uno de los grupos de personas mencionadas previamente.
Abordemos los acontecimientos cercanos por razón de lo que nos concierne en este momento político e histórico a muchos de nosotros.
Desde mucho antes de las elecciones más controvertidas en 2016 la comunidad de habla hispana se encuentra en una encrucijada de decisiones que a la postre ha creado la división de la misma comunidad.
Es notoria la división en esta nación y pocas veces nos enfocamos en las verdaderas razones de esa situación. Creemos que es una sola persona, un solo poder el responsable de lo que pasa. Olvidando que hay tres poderes y que los cambios son abismales tiempo a tiempo.
Dicha encrucijada se agudiza más en el presente término de gobierno Trump. Cuando el concepto de presidente supera u opaca al concepto de Estado, Nación y País y sus instituciones con sus respectivas responsabilidades.
El origen de la confusión no tanto deriva de la falta de diferenciación de los conceptos por parte de las personas, si no por razón de nuestro origen étnico y de nuestra nacionalidad. Pasando por lo que haya sido nuestra experiencia de Estado o País.
La Universidad Panamericana me sirve como fuente para desarrollar mi editorial y comienza con los siguientes criterios de dicho claustro universitario.
“La confusión entre los conceptos de Estado, nación y país es un obstáculo común en el estudio de la política y la geografía. A menudo, estos términos se utilizan indistintamente, lo que suele generar malentendidos y debates infructuosos.
Un ejemplo de ello es cuando los límites territoriales no coinciden con las identidades culturales o étnicas de una población, o cuando múltiples grupos étnicos buscan la auto-determinación dentro de un mismo territorio.”
También Google nos aporta los siguientes significados concisos.
Nación: Conjunto de los habitantes de un país regido por el mismo Gobierno.
Territorio de una nación. Una nación es un territorio donde todos sus habitantes están gobernados por el mismo gobierno .
El término «nación» también puede referirse a un grupo de personas que comparten una historia, tradiciones, cultura y, a menudo, un idioma, incluso si el grupo no posee un territorio político propio.
El Estado es una entidad política con gobierno, territorio y población. La nación es un grupo de personas con una identidad compartida.
El país se refiere a una región geográfica.
El término nación se entiende hoy como un conjunto grande de personas unidas por una cultura común y que viven bajo un mismo gobierno, idealmente el de un Estado soberano. Soberano quiere decir independiente de otros gobiernos del mundo.
«En resumen Según la Universidad Panamericana:
- “El Estado es una entidad política con gobierno, territorio y población.
- La nación es un grupo de personas con una identidad compartida.
- El país se refiere a una región geográfica. «
Comprender estas diferencias es fundamental para analizar y abordar cuestiones políticas y sociales en todo el mundo.
Ahora que has adquirido una comprensión más clara de estos conceptos, podrás participar en debates y discusiones con mayor solidez y aprender más sobre estos temas tan interesantes y de gran importancia.”
Con estas bases iniciales, puedo dar fe de la falta de comprensión de estos conceptos de nuestra comunidad de habla hispana. Ello ha derivado en la manipulación de líderes locales de nuestra misma comunidad que no cuentan con estudios en Administración Pública, Ciencias Políticas, Derecho y Economía par mencionar aquellas que se relacionasen mayor modo con la administración de entidades territoriales como municipios, estados o el país.
Por ende, al no conocer estas materias, poco o nada pueden aportarnos cuando quieran hablarnos de participación política.
Un pueblo que ignora estos principios básicos es fácilmente confundida y mantenida siguiendo consignas o legados de caudillos. Y cuando las consecuencias de dicho seguimiento de caudillos se evidencian ya es tarde. Ahí cada cual se dedica a acusar, a culpar, a sacar conceptos errados de nación, estado o país. Olvida que significa cada uno y se concentra en una de las tantas figuras políticas que les ofreció el cielo y la luna.
En este caso aparece el recurso de usar el conocimiento de la política latinoamericana para criticar lo que no le gusta o para desahogarse con el gobernante de turno o lo que es peor, con el partido político de turno.
Ese conocimiento mermado hace que solo salga a la luz la razón básica por la cual hace 60 años, un poco tarde después de la revolución industrial de los Estados Unidos; muchos países del territorio de centro y sur de América buscaran como solución a todo problema de su vida el llegar al norte de América a los Estados Unidos.
Si nos ceñimos a los resultados de los significados de la Real Academia de la Lengua Española, si comprendemos los significados vertidos por la Universidad Panamericana y su Facultad de Gobierno, podemos darnos cuenta que por lógica, todos los que hemos llegado a este territorio no formamos parte de aquellos conceptos que rezan: El Estado es una entidad política con gobierno, territorio y población. La nación es un grupo de personas con una identidad compartida. El país se refiere a una región geográfica. Esto dista mucho no sólo de lo que somos, si no de lo que pensábamos por lo que habíamos venido. Por ejemplo para buscar un mejor futuro, un mejor trabajo y un mejor lugar para hacer familia y lograr nuestros sueños, esas razones no parecen abarcar los conceptos de los que estamos hablando.
Cuando pasan años y comenzamos a sentir los rigores de las leyes, los deberes, las obligaciones. Cuando encontramos que la verdad se impone ante los mitos de lo que es América del Norte. Cuando encontramos que son menos los derechos y los regalos que esta nación nos quiere ofrecer y cuando cada 4 años o cada 8 años estamos en una ruleta rusa, producto de lo enumerado por la Universidad panamericana, la confusión es tal que la mayoría se desborda contra el gobernante de turno.
Y queda al descubierto que vinimos por razones muy diferentes a esos ideales descritos. Se impone la de el mejoramiento económico y la del trabajo.
Olvidamos que a diferencia de nuestros países con gobiernos dictatoriales, con gobiernos presidenciales, los Estados Unidos con gobierno federal y con tres poderes separados, se crea una ambiente que quizá no se alinea con nuestros principios, deseos o aspiraciones.
Hoy más que nunca, queda en evidencia que o no somos conscientes de lo que es la nación que escogimos para vivir o no podemos aceptar los 220 años de desarrollo de este sistema federal tan ajeno a los sistemas nuestros.
Cada partido político en esta nación ha evolucionado y ha transformado su manera de dirigir los destinos y no queremos aceptar que no es lo mismo los Estados Unidos de hace 6 décadas, ni de 3 décadas cuando la mayoría arribó a este territorio. El tema de preferencia política o partidista es bueno recogerla en otra editorial, aunque ya he hecho muchas editoriales sobre ciencia política.
Queda una reflexión muy dura y tiene que ver con lo siguiente, llegamos a compartir un territorio (país) que ya tenía definidas sus fronteras luego de grandes movimientos de guerras y de expansionismo. El País ya había formado nación compartiendo una identidad europea y nativa con sus accidentadas historias, las cuales no vivimos ya que estábamos viviendo las propias en centro y sur de América.
Finalmente ni nos gusta, ni queremos, pero nos vemos obligados a ser parte de un Estado que es una entidad política con gobierno, territorio y nación que ya estaba aquí, que es creciente, cambiante y diferente a cada uno de nosotros. Al llegar acá nos damos cuenta que al no ser parte de una nación con identidad compartida, si no bien diferente, entonces empezamos a notar las diferencias abismales.
O sea, mientras no seamos coherentes con los significados referidos, seguiremos siendo esa población que viene ciega, nos manejan tuertos y siempre cambia el rey. Por ello, si nos dedicamos a buscar culpables de la situación migratoria, económica y social tengo que afirmar que todos somos cómplices.
Ya sea por que ni conocemos el terreno donde vivimos o porque no queremos investigarlo. Quizá si lo investigamos, a lo mejor nos vamos, ya que ni se parece ni se va a parecer a lo que soñamos. Siempre queremos que el lugar donde vamos se parezca a nosotros y que nos den lo que nos gusta. Adaptarnos, que va, eso no es para nosotros.
A no ser que los que ya estaban acá se mueran todos por que según decían hace 10 años los hispanohablantes éramos la esperanza de norte América, pero con los bajones en nacimientos y el aumento de mascotas lo veo gris.
Recomiendo volver a los libros de historia y conocer más de lo que es Un territorio, Un País, Un Estado y Una Nación. Lo de Un Presidente yo no necesito decírselo.