Es frecuente escuchar hablar de la llamada generación de cristal (generación z, nacidos después del año 2000), a quienes todo les ofende, todo es violento, exigen pero no cumplen, todo lo quieren fácil, los criticamos, los juzgamos, les arruinamos la vida, vemos que están perjudicando la sociedad, no les vemos futuro. Yo no los llamaría la generación de cristal si no la generación de miedo.
La mejor forma de referirnos a ellos es como la generación de miedo, ya que es por eso que son como son, el miedo a no ser aceptados a nivel social, y siempre soy de los que dice, que solo depende de cada uno el lugar donde estamos, pero no podemos negar que hay muchos factores que influyen en nuestras vidas, y aca es obvio que la crianza ha sido uno de esos factores. Crianza que ha sido dada por los padres de esos jóvenes.
Esos padres encargados de la crianza de la generación Z han afectado su desarrollo con la llamada “crianza helicóptero” donde están constantemente sobrevolando a sus hijos, limitándose la libertad de movimiento o de actuación, lo que les ha ocasionado dificultad para valerse por sí mismos, tomar decisiones, actuar frente a la frustración y tener un manejo emocional autónomo sin depender de lo que digan los demás.
Después se pasó al concepto de los “padres bulldozer” quienes como lo dice su nombre como bulldozer van aplanando el camino de sus hijos, para que no encuentren ningún obstáculo en su vida, pero la vida real no es así, han coartado la capacidad de sobreponerse a los problemas, de encontrar alternativas de solución, y básicamente criado una generación supremamente débil a nivel emocional, pues cuando salen al mundo real se dan cuenta que estaban en una burbuja, la cual se revienta y cae cruelmente, estrellándose con un mundo que no es para nada amistoso.
Estas dos teorías de crianza, aunque basadas en el amor, están haciendo un daño incalculable a sus “víctimas”, pues no están criando personas para la sociedad, si no… y esa es la pregunta que me hago, ¿para que los están criando?
Estos padres basados en el argumento de: “el o ella va a tener lo que yo no tuve”, están cercenando la posibilidad de que sean autosuficientes y enfrentarse a un mundo real cuando salen del hogar, si es que realmente salen del hogar, están criando una generación egoísta y ególatra, que cree que todo gira entorna a ellos y que el mundo les debe algo por existir, y que más que de cristal parecieran un copo de nieve o un algodón de azúcar.
Si bien es cierto que es un avance a nivel social, que las juventudes tengan la habilidad de ser más sensibles ante muchas situaciones ya que es el inicio de la disminución de la violencia y el empezar a aceptar a los demás tal cual como son, también lo es, que no podemos pretender vivir en un mundo donde todos deben callarse para que otros no se ofendan, porque estaríamos viviendo en mundo con restricción al derecho de la libre expresión, y eso se ve más como una dictadura.
En la vida hay un principio que Tony Robbins denomina “la lección de la contribución” que plantea básicamente que la vida es para dar y no para recibir, aplicando esta lección la vida tiene más sentido, es cierto que cada ser humano desde que nace tiene su propia personalidad y sin importar lo que pase ya tienen unos rasgos definidos y se sabe lo que van a ser cuando crezcan, pero es innegable la influencia que tienen los padres o quien sea que está inmerso en el proceso de la crianza, por eso es importante dar a los jóvenes por lo menos a nivel general los valores, principios y herramientas para poderse desarrollar autónomamente.
Hay que tener presente que padre y madre o quien haga sus veces tiene un rol específico, no es el amigo de sus hijos, es muy diferente generar confianza, lo cual es natural de cualquier relación, pues si no hay confianza en una relación ha perdido su esencia, los amigos los eligen ellos a su gusto.
Para esta generación es muy común la pregunta, ¿qué hacen mis padres por mí?, ¿qué hace el gobierno por mí?, ¿qué hace el mundo por mí?, cuando la pregunta real que deberían hacerse es ¿qué hago yo por mis padres, por la sociedad o por el mundo?