Violación de derechos humanos, ataques violentos e inhumanos a la fuerza pública, brutalidad policial, gente armada para defender su propiedad, necesidad palpable de comida, educación y salud, anarquía, protesta cívica, apoyo a la fuerza pública, discriminación, clasismo, dolor, llanto, sangre, esperanza, desesperación, muerte, corrupción, indiferencia.
Todo lo anteriormente descrito es lo que según he visto, se está viviendo en mi amada Colombia, y al estar viviendo en Estados Unidos me he podido dar cuenta, que esa situación no es solo en mi país, es algo generalizado en América Latina, aunque creamos que somos diferentes, en realidad tenemos más cosas en común de lo que pensamos.
He tenido la oportunidad de sentarme a conversar con personas de diferentes nacionalidades de toda América Latina y el caribe, y saben… tenemos exactamente los mismos problemas, es parte de esa cultura que tenemos arraigada, de esos constructos históricos que después de 200 años nos rehusamos a superar y seguimos culpando a los españoles de nuestra desgracia, a esos constructos sociales que nosotros mismos hemos establecido porque aunque todos somos una mezcla de europeos, nativos, africanos y algunas veces árabes, unos nos creemos mejores que los otros, sin ver que precisamente esa mezcla nos hace una raza única.
Constructos políticos, porque creemos que a ellos debemos obediencia y los ponemos en un pedestal, constructos religiosos, porque creemos que todo lo soluciona Dios con su inmenso poder y sabiduría, olvidando que es nuestra responsabilidad asumir el control y gozamos del libre albedrío, constructos familiares, porque nos encargamos de seguir cultivando en las nuevas generaciones todas esas falencias con las que hemos crecido nosotros.
Te has puesto a pensar que siempre la culpa de una mala situación, es de los políticos, de la policía, del ejército o en general de cualquier funcionario público, y quizás tengamos razón… el punto es… ¿de dónde salen las personas que ocupan esos cargos?, ¡Sí! De nosotros mismos, nuestros funcionarios no son europeos, ni africanos y mucho menos árabes, nuestros funcionarios son latinos, nacidos y criados por otros latinos, entonces quizás el problema no son ellos, el problema somos todos.
Mientras sigamos repitiendo los siguientes 14 comportamientos (entre otros tantos) nunca llegaremos a ser esa cultura que realmente deberíamos ser:
- Ofreciendo dinero al policía que nos sorprendió en una infracción o incluso en un delito para que omita su deber
- Ofreciendo dinero o buscando hacer uso de nuestras influencias en las oficinas gubernamentales para que nos tramiten más rápido, de primeros o con una atención especial cualquier diligencia que necesitamos
- Haciendo apología al delito, siendo fieles televidentes y sintiéndonos orgullosos de la cultura mafiosa y paramilitar
- Ofreciendo plomo (bala) y/o matando a todo aquel que piensa diferente a nosotros
- Creyendo que somos superiores a los demás y a las leyes
- Usando la trampa como medio para alcanzar lo que queremos
- Rindiendo pleitesía y endiosando a los políticos
- Exigiéndole mas a los futbolistas y artistas que a los congresistas
- Validando, aprovechando y normalizando la compra de votos
- Alagando otras culturas y avergonzándonos de la nuestra
- Sin asumir la responsabilidad de nuestras obligaciones
- Permitiendo que los demás decidan por nosotros en las urnas en época electoral
- Creyendo todo lo que sale en noticias y redes sociales
- Creyendo que la solución está en manos de otra persona
Mientras sigamos con ese comportamiento nunca y nada va a cambiar, por eso cito una frase de Albert Einstein “Loco es aquel que, haciendo siempre lo mismo, espera resultados distintos”.
Somos buenísimos quejándonos de todo lo malo que pasa a nuestro alrededor, creemos que la solución siempre debe venir de un agente externo, mi pregunta es ¿Qué estás haciendo realmente para generar un cambio? Primero desde tu actitud y luego con esa actitud, cultivar un cambio en los demás.