“Un orgasmo no se tiene, se aprende a tenerlo o, mejor dicho, se aprende a permitirse obtenerlo.” VALÉRIE TASSO
La sexualidad es una función orgánica, normal, física y emocional de la vida humana, y somos capaces de funcionar sexualmente y tener ese placer para toda la vida. La vagina tiene una relación sexual cíclica de lubricación cada quince minutos mas o menos durante un ciclo de sueño mientras que los hombres tienen erecciones. El sexo es, sin lugar a dudas, una de las actividades más placenteras para el ser humano: aumenta la sensación de felicidad, mejora el humor e, incluso, hace sentir más energía para afrontar la rutina diaria.
En la fase de estimulación física y sexual también se activan numerosas áreas y estructuras cerebrales, entre ellas el llamado circuito de recompensa que juega un papel fundamental en el orgasmo. Pero ¿Cómo se produce esta conexión entre el área genital de la mujer o del hombre y su cerebro? Pues a través de los nervios.
El sistema nervioso recorre todo nuestro cuerpo y se conecta con nuestro cerebro, y como parte central del mismo, tiene una función esencial en nuestro cuerpo. Tanto que sin ella no podríamos vivir. En el área genital existen una gran cantidad de nervios (por ejemplo, en el clítoris se estima que hay más de 8.000 terminaciones, el doble que el del órgano masculino) y estos van enviando información al cerebro de lo que la persona está experimentando.
En la mujer, el orgasmo femenino se alcanza cuando los músculos del piso pélvico y la zona de la vagina se contraen como consecuencia de la excitación. Durante la excitación sexual el clítoris (en las mujeres) se llena de sangre y se vuelve muy sensible, la vagina se alarga y en su interior se hincha, empujando hacia arriba el cuello del útero y el útero. Y en los hombres se produce la erección, lubricación y elevación del pene
Si continua la estimulación. En los hombres, se produce un incremento adicional del pene y los testículos, y se acelera su ritmo cardíaco, aumenta su temperatura corporal, la respiración es más rápida y se produce tensión muscular. En las mujeres, una mayor vaso-congestión, es decir la acumulación de sangre en los senos y órganos genitales, esto resulta en que se agrandan. Sus cambios fisiológicos son similares a los del hombre.
A pesar de todas estas reacciones fisiológicas descritas anteriormente; El órgano que tiene el control absoluto sobre la presencia o ausencia de orgasmos es el cerebro, este que esta siempre atento a los sucesos exteriores, es el encargado de enviar al cuerpo pulsaciones que corresponden a estímulos de placer.
Algunas partes del cerebro que están comprometidas en este proceso son: la amígdala cerebral (regulación de emociones), el núcleo accumbens (liberación de dopamina), el cerebelo (control de funciones musculares) y la glándula pituitaria (liberación de endorfinas u oxitocina).
En el momento de máxima actividad, los hombres experimentan contracciones en el esfínter anal, la glándula prostática y los músculos del pene. Junto a la eyaculación y expulsión del semen, el orgasmo suele durar entre 3 y 10 segundos. En las mujeres tienen lugar una serie de contracciones rítmicas en la vagina, el útero, los músculos pélvicos y el ano. Su orgasmo puede prolongarse hasta los 20 segundos.
la actividad cerebral es muy similar en ambos géneros, no existen diferencias significativas en la respuesta sexual. Así que el orgasmo podría definirse como el punto final de un proceso en que no solo están involucrados los órganos sexuales sino también, y de una manera muy activa, el cerebro. Aprender a escuchar y respetar al propio cuerpo es un proceso que requiere paciencia y compasión. ¿Estas dispuesta y/o dispuesto a vivir un orgasmo real?
Recuerda seguirnos en nuestras redes sociales Instagram, Facebook como @creserusa y en
nuestros canales de podcast como CreSer Evoluciona.