Lo Que No Te Cuentan del 8M y la Educación Sexual
En marzo de 2025, debemos reflexionar sobre la educación sexual en la infancia y la forma en que abordamos el valor de la mujer en nuestra sociedad. En lugar de seguir el rumbo que ha tomado el feminismo radical, desdibujando el significado del 8M, es hora de recuperar el respeto por la mujer real, aquella que construye, educa y lidera desde su esencia. No podemos permitir que la lucha por la equidad se convierta en una guerra de sexos o en una ideología que confunde a nuestros niños.
La educación sexual no es solo una asignatura escolar ni un tema que deba evitarse por miedo o incomodidad. Es un proceso de aprendizaje que comienza en casa y se fortalece con el tiempo. La neuro-ciencia nos dice que los niños necesitan información clara y segura para comprender su cuerpo y su entorno. Si los padres no hablan con ellos sobre estos temas, lo harán otras fuentes menos confiables y con agendas poco claras.
Ejemplos reales nos muestran la importancia de abordar este tema con responsabilidad. María, madre de tres hijos, recuerda cómo su hijo de nueve años llegó del colegio con dudas sobre su identidad solo porque en clase le dijeron que «puede ser quien quiera ser» sin explicar nada más. En lugar de dejarlo confundido, María habló con él desde el amor, reafirmando su identidad y explicándole con claridad cómo funciona la biología y la importancia del respeto por su propio cuerpo. Casos como el suyo nos recuerdan que la educación en valores y la confianza entre padres e hijos son esenciales.
Para muchas familias, la fe en Dios es una guía en este proceso. Enseñar a los niños que su cuerpo es sagrado y que su sexualidad es parte de un plan mayor les da un sentido de identidad y propósito. La fe no es enemiga de la ciencia, sino su complemento. Cuando combinamos conocimiento con valores sólidos, creamos niños seguros de sí mismos y capaces de tomar decisiones responsables.
El problema es que muchos padres han delegado esta educación en la escuela o en redes sociales sin cuestionar el contenido que reciben sus hijos. Es momento de recuperar el rol protagónico en la crianza. No se trata de una «gran conversación», sino de un diálogo constante. Hablar sobre el cuerpo, los límites y el respeto desde la infancia les da herramientas para protegerse y desarrollarse de manera saludable.
¿Qué podemos hacer para cambiar esta realidad?
Primero, educarnos como padres. Leer, informarnos y recuperar el sentido común. Segundo, hablar con nuestros hijos desde el amor y la verdad, sin miedo ni tabúes. Tercero, unirnos como sociedad para exigir una educación sexual basada en ciencia y valores, no en ideologías que desdibujan la realidad.
Te invito a seguir esta conversación en redes como @creserusa o en www.creserevoluciona.org y en nuestro podcast, donde abordamos estos temas con profundidad y ejemplos reales. Juntos podemos construir un mundo donde la educación sexual sea una herramienta de empoderamiento y no de confusión