Lo que necesitas saber
Vivimos en una era donde la inteligencia artificial (IA) tiene un impacto profundo en todos los aspectos de nuestra vida diaria, desde la manera en que trabajamos hasta cómo nos comunicamos. En el ámbito de la educación, las nuevas tecnologías están cambiando la forma en que accedemos al conocimiento. Pero cuando se trata de temas tan delicados como la sexualidad, la IA puede ser tanto una bendición como una maldición. Si bien ofrece un acceso instantáneo a una amplia gama de información, también puede contribuir a la propagación de desinformación.
En el pasado, los jóvenes y adultos tenían que recurrir a libros, expertos o incluso conversaciones abiertas con familiares para aprender sobre sexualidad. Sin embargo, hoy en día, gracias a las plataformas de búsqueda en línea y a los asistentes virtuales impulsados por IA, la información está al alcance de la mano, disponible las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Esta accesibilidad parece ser una ventaja, pero hay un problema. Si bien algunos de estos recursos pueden ser educativos, también es fácil encontrar contenido erróneo o sesgado que no necesariamente refleja una comprensión profunda ni respetuosa de la sexualidad humana.
La IA, con sus algoritmos de búsqueda, no siempre discrimina entre información confiable y no confiable. Los jóvenes, en particular, pueden sentirse abrumados por la cantidad de contenido que encuentran y, sin saberlo, aterrizar en fuentes que promueven conceptos erróneos, prejuicios o estigmas dañinos. La sexualidad, siendo un tema tan complejo y multifacético, no se puede reducir a datos simplificados que la IA pueda ofrecer sin un contexto adecuado. Así, lo que debería ser una herramienta educativa puede convertirse en una fuente de confusión, donde las preguntas sobre consentimientos, relaciones saludables o identidad de género quedan sin respuesta clara.
A lo largo de los últimos años, se ha observado un aumento significativo en la desinformación sobre sexualidad debido a la propagación de contenido en redes sociales y plataformas de video. A pesar de que hay recursos valiosos en línea, el hecho de que cualquiera pueda publicar lo que desee sin filtro ni validación ha permitido que conceptos erróneos sobre la sexualidad se vuelvan virales. Por ejemplo, desinformación sobre los derechos reproductivos, mitos sobre la orientación sexual o la perpetuación de normas de belleza poco realistas son solo algunas de las cuestiones que circulan con frecuencia.
El desafío que esto plantea no solo está relacionado con la cantidad de información, sino con la calidad. En una era donde la IA puede analizar grandes volúmenes de datos, la falta de un juicio crítico sobre la fuente y la validez de la información se vuelve aún más peligrosa. Los adolescentes y jóvenes, quienes son particularmente vulnerables en este aspecto, pueden ser fácilmente influenciados por lo que ven en línea, sin tener una base sólida que les permita discernir lo que es correcto y lo que no lo es.
En este panorama, es esencial que busquemos fuentes de información confiables, que proporcionen una educación sexual integral basada en hechos, respeto y valores. La educación sexual no debe reducirse a la técnica o a la simple transmisión de hechos, sino que debe abarcar también el bienestar emocional, la construcción de relaciones saludables y la comprensión de los propios límites y deseos.
Si te sientes perdido en el mar de información o necesitas ayuda para encontrar respuestas más profundas y auténticas, te invito a visitar CreSer Evoluciona. Allí, podrás acceder a programas de coaching, guías y apoyo de profesionales comprometidos con tu bienestar. Además, puedes escuchar nuestro podcast, donde tratamos estos y otros temas de forma cercana y con base científica, para que tomes decisiones informadas y saludables sobre tu sexualidad y relaciones. No estás solo, y hay un espacio seguro y respetuoso para aprender, crecer y evolucionar.