PARTE II
Proponte disfrutar de todo lo que tienes, sabiendo que eres merecedor de todas las cosas buenas de la vida. Deshazte de las culpas falsas. Sólo eres responsable de tus decisiones, no de las ajenas.
Bernardo Stamateas
En el artículo anterior hablamos de la culpa, entendimos que es un sentimiento negativo que aparece cuando hacemos algo mal, ayuda a que tomemos conciencia del posible daño provocado y podamos hacer algo para solventarlo. La culpa es un sentimiento desagradable, pero necesario para la adaptación al engranaje social y al entorno.
Antes que nada, quiero aclarar algunos términos, por ejemplo, La Culpa: Es un mecanismo en el que, a partir de un acto u omisión, realizamos un “juicio moral” de nuestra conducta (incluso de nuestros pensamientos) y “dictaminamos” que hemos cometido un error y deberíamos tener un castigo.
Ya conociendo el termino y para liberarnos de esa culpa, es imprescindible aprender a hacer juicios realistas y comprender que no ocupamos un lugar central.
Hay muy buenas noticias, la culpa es un mecanismo que depende de aspectos psicológicos sobre los que podemos actuar. Podemos aprender y mejorar recursos y capacidades que definitivamente nos liberen de la culpa desadaptativa y en cambio nos hagan personas responsables.
A veces, algunos perjuicios son inevitables, no podemos agradar a todos, es más ni siquiera necesitan ese agrado. Aquí algunos pasos para esa liberación, tomen nota:
- Reflexión: identificar la conducta que nos genera culpa. Piensa qué es lo que te hace sentir culpable para poder detectarlo
- Aceptación: aceptar que somos humanas y tenemos derecho a equivocarnos. Los errores son la clave del aprendizaje y del cambio.
- Piensa: que no se puede ser perfecto en el cumplimiento de normas, sobre todo cuando tenemos la tendencia a exigirnos más de lo que podemos dar.
- Reconocer límites: revisando nuestros no negociables y lo que sí puedo negociar, para poderlo hablar.
- Comunicarlo: expresar verbalmente nuestro sentir ante el acto realizado.
- Valoración: reflexionar acerca de posibles soluciones al problema.
- Responsabilizarnos: sustituir la culpa por una conducta responsable.
Con el sentimiento de culpa somos incapaces de gestionar nuestras las propias emociones ante un conflicto, por tanto, escapa, aparece cuando, con nosotros mismos, actuamos como jueces severos, valorando nuestros actos de un modo inflexible e impartiendo un castigo excesivo, en forma de intenso malestar emocional.
Así que recuerda algo muy importante: Los juicios que hacemos sobre nuestros actos y que provoca un sentimiento de culpa, son ideas, y no tienen por qué ser reales.
Todos los procesos cuentan con decisión, paciencia, ritmo y repetición, tenemos el poder en nuestras manos, esta fuerza nos abre un amplio horizonte para asumir el riesgo de elegir sin miedo a equivocarnos, pues somos capaces de tomar decisiones asertivas y valientes; los errores son una fuente de aprendizaje, la grandeza y la riqueza que poseemos, nos permitirá aligerar nuestra mochila de cargas y avanzar sin remordimientos, sin vergüenza, sin preocupaciones, sin culpas, en otras palabras vivir y sentirnos libres
Las emociones viajan con nosotros. La forma en la que sentimos, determinará nuestro comportamiento y muchas de las decisiones que tomemos. Puede ser doloroso explorar lo que nos detiene y nos causa malestar, pero en nosotros está el terminar de una vez por todas con ese sentimiento, o coger una y otra vez ese pasado y vivir ese auto-reproche, desasosiego, remordimiento o tristeza. Recuerda que tú puedes elegir el destino y los acompañantes de cambio real.
Reconciliémonos con nuestro ser auténtico y reconozcamos la belleza de nuestra imperfección y vivamos en armonía con nosotras mismas, que al final se beneficiará nuestras parejas y aquellas personas que están a nuestro alrededor.
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