El problema no es la información que leemos, el problema es cual recibimos y lo que hacemos con ella
En el momento histórico actual estamos inundados como nunca de información. Lo más grave es que al ser tan inmediata, muchas veces no la digerimos y nos hemos convertido en tragadores de noticias sin profundizar en la información. El estilo de noticieros que compiten con sacar la primicia ya se han convertido en programas amarillistas.
Mucho después de que ya hicieron el daño viene la profundización y el análisis, es allí donde nos damos cuenta que la primicia solo nos causó un susto tremendo, nos causó un momento de rabia, de alegría intensa o de decepción sin límites. Y luego con el análisis en el mismo medio que nos dio el golpe, quieren bajar un poco ese daño causado.
Pero nosotros no hemos aprendido a tener prioridades a la hora de elegir los medios. Nos dejamos llevar por los más escandalosos, aquellos que le colocan el título más grande y sangriento o aquel que grita más la noticia. En ese circo de noticias amarillistas vivimos y llegamos a pensar que todos son iguales. La verdad no es así. Hay programas y grupos de periodistas que se dedican al análisis serio. A darle tiempo a las informaciones para encontrar el punto de equilibrio.
Tenemos escritores, editorialistas, columnistas que en vez de entrar en el juego de el que más corre a vocear un acontecimiento, por el contrario espera, da tiempo a los investigadores para ofrecer un detallado análisis con mayor responsabilidad.rio
Televisivas
Radiales
Receptores
Responsabilida
En este caso entro a distinguir los medios escritos de los digitales e incluso televisivos o radiales.
Cada uno de ellos tiene una función y nosotros como receptores tenemos mayor responsabilidad a la hora de elegir el medio y a la hora de actuar frente a la información que nos ofrecen.
No es lo mismo estar al día de todo lo que ocurre en el mundo, cuando ni siquiera nos interesa lo que ocurre a nuestro alrededor. A veces nos volvemos fanáticos de la noticia internacional y cuando nos toca decidir, opinar, actuar en nuestro estado o ciudad ni siquiera tenemos elementos de juicio para juzgar o para decidir.
Las prioridades son acordes a nuestras necesidades y responsabilidades en la sociedad en la que vivimos.
En medio del derecho constitucional de libertad de expresión, ese derecho no solo se aplica a quienes manejamos algún medio de información, o a quienes nos atrevemos a escribir nuestras opiniones en medios masivos o incluso a quienes en público emitimos conceptos a nuestros escuchas. También ese derecho asiste en forma recíproca a los que reciben la información, concepto u opinión.
Pero hay una gran diferencia en el uso de este derecho.
En el caso de quienes en vez de escoger medios amarillistas hemos preferido ser una publicación de opinión, mucho más que de noticias inmediatas, tenemos una garantía; la del uso del debate que ofrece el tiempo que dura un artículo en las manos de los lectores para poder profundizar en determinado tema.
Y un punto muy importante se refiere al tipo de trabajo que realiza cada comunicador.
Hay quienes se dedican al periodismo investigativo, otros al periodismo repetitivo o de copia, hay quienes nos interesamos por buscar a escritores o columnistas que aporten desde sus ópticas a nuestra necesidad de ampliar conocimiento sobre temas de nuestro interés.
Hay otros que se dedican al entretenimiento, los hay que están dedicados a trabajar por un partido o por una secta, religión o grupo de interés comunitario. En síntesis cada medio hace su trabajo, publicar la información que a su bien quiera o sienta que es su gusto libre e inalienable.
Con este amplio panorama, si ninguno de ellos llena las expectativas entonces cada cual, puede usar el derecho de libre expresión y hacer su propio trabajo y usar su voz si es que ninguno de los anteriores lo cumple. Si tiene denuncias entonces acuda a las autoridades que vigilan a la autoridad que es superior y que deberá actuar en consecuencia si la denuncia es válida. No confunda a un medio de comunicación con una oficina de abogados.
Una cosa es la denuncia y otra cosa es la queja por mala administración, negligencia gubernamental, policiva o social. También es muy diferente la exposición de un problema visible y repetitivo o el análisis de quien o quienes son los responsables a través de la prensa. De ello tenemos mucho en los medios aunque no lo aceptemos.
Los ciudadanos primero deben entender como funciona un sistema federal y no creer que este es un país con sistema centralista como ocurre en la gran mayoría de países latinoamericanos. Muchos juicios sobre el trabajo gubernamental, sobre el trabajo de la prensa y sobre los derechos y deberes en los Estados Unidos se han vuelto una torre de Babel ya que los ciudadanos de todo el mundo quieren que esto funcione a su estilo, como lo criaron en su suelo natal. Infórmese mejor y actúe en consecuencia. No espere que los demás lo hagan por usted.