Si existe el bien, también existe el mal.
Y en el mundo de la nutrición, esta la sal contra el azúcar.
Son dos cristales blancos, se ven similares en el exterior, pero que son totalmente diferentes en el interior y se comportan de manera totalmente diferente una vez que están dentro del cuerpo.
La sal se compone de dos minerales esenciales, lo que la convierte en un micro-nutriente esencial, mientras que el azúcar es un macro-nutriente no esencial.
Y aunque el azúcar y la sal constituyen dos de los cinco sabores humanos (salado, dulce, agrio, amargo y umami), funcionan en el cuerpo de maneras radicalmente diferentes.
Cuando se consume azúcar refinada, los receptores de sabor dulce envían señales de recompensa al cerebro, que se enciende como una máquina debido a la intensa liberación de dopamina.
Desafortunadamente, esos receptores de sabor dulce nos indican que no dejes de comer cuando has consumido demasiada azúcar. De hecho, cuanto más azúcar comes, más anhelas, creando un círculo vicioso de dependencia del azúcar.
Por otro lado, si comes mucho del otro cristal blanco (sal), tus receptores de sabor a sal se “invierten” y te dan una señal de aversión. En otras palabras, si consumes demasiada sal en una comida, tu cuerpo tiene un mecanismo de seguridad incorporado que hace que tenga menos antojos de sal más tarde ese día. Tu cuerpo es extremadamente inteligente cuando se trata de regular la ingesta de los minerales esenciales, especialmente uno tan importante como la sal.
Pero, ¿cuánta sal debes comer cada día?
Si bien todas las pautas de las autoridades sanitarias indican que no debe comer más de una cucharadita de sal al día, la evidencia de los estudios publicados en la literatura médica sugiere que la mayoría de las personas deben comer alrededor de 1½ a 2 cucharaditas de te, de sal al día. Es posible que necesite más sal si eres un ávido deportista y pierdes sal con el sudor o con la orina al tomar café.
En cuanto al azúcar, lo mejor es consumir no más de 20 gramos (alrededor de 5 cucharaditas de te) de azúcares añadidos por día para el adulto promedio para evitar consecuencias negativas para la salud.
Durante los últimos cientos de años, la ingesta promedio de sal ha disminuido.
De hecho, ahora comemos una décima parte de la cantidad de sal que solíamos consumir en el siglo XVII en Europa. En esos días no teníamos refrigeradores para conservar nuestra comida, entonces todo estaba lleno de sal. Durante este tiempo de usar mucha de sal, no hubo crisis de obesidad, ni de diabetes, ni de hipertensión. En aquel entonces, la gente comía alimentos reales y consumía mucha sal, pero también consumía muy poca azúcar.
Durante los últimos cien años, cuando nuestro consumo de sal ha disminuido, el consumo de azúcar se ha disparado.
De hecho, hace solo unos 300 cientos años, las personas consumían solo unas pocas libras de azúcar por año. Ahora que el azúcar está más disponible, su ingesta promedio se ha disparado hasta 152 libras de azúcar por persona por año.
El azúcar causa estragos en tu cuerpo, mientras que la sal ayuda a solucionarlo.
Realmente tenemos un momento difícil si queremos dejar nuestro gusto por lo dulce.
Y hablando de dientes, se sabe desde hace miles de años que la sal previene la caries de los dientes, mientras que el azúcar provoca caries dentales.
Pero el yin y el yang de la sal y el azúcar no se detienen en la boca, se extienden al cerebro.
PIENSO que el azúcar, y no la sal, es el verdadero cristal blanco adictivo.
De hecho, el azúcar cumple con la definición de una sustancia adictiva, marcando todas las casillas de verificación por ser una sustancia de abuso, incluida la recompensa, la tolerancia, los atracones y la abstinencia. Y el libro The Salt Fix, se establece que la sal en realidad puede ser un antídoto para la adicción al azúcar.
El sodio sensibiliza el sistema de recompensa, haciendo que el azúcar sea más atractivo; aumentar la ingesta de sal en realidad puede reducir los antojos de azúcar e incluso puede reducir la recompensa que se obtiene al consumir azúcar.
Las dietas bajas en sal pueden incluso aumentar las propiedades adictivas de las drogas ilegales.
A diferencia del azúcar, la sal también parece ser beneficiosa para nuestro cerebro.
De hecho, el sodio ayuda a mover la Vitamina C al cerebro, mientras que la glucosa compite con su absorción.
El azúcar también agota las Vitaminas B del cuerpo, incluida la Tiamina, que es extremadamente importante para la salud del cerebro. Esto sugiere que consumir sal es realmente bueno, e incluso necesario, para la salud del cerebro, mientras que el consumo excesivo de azúcar causa estragos.
La sal también ayuda con la digestión.
De hecho, la sal se compone de dos minerales esenciales: sodio y cloruro. El cloruro es necesario en la producción de ácido estomacal, ayudando con la digestión de los alimentos y absorbiendo los nutrientes, mientras que el consumo de azúcar puede provocar problemas digestivos.
Cuando se trata de los riñones, es fácil pensar que la sal es el cristal blanco dañino.
Esto se debe a que constantemente nos dicen que comer demasiada sal es estresante para nuestros órganos. Sin embargo, esto no parece ser cierto. De hecho, la evidencia en la literatura muestra que el consumo excesivo de azúcar es la que provoca la enfermedad renal crónica, mientras que no consumir suficiente sal en realidad puede causar problemas renales.
De hecho, un estudio concluyó que la función renal en realidad se deteriora con una dieta baja en sal debido al deterioro del flujo sanguíneo a los riñones.
Para colmo de males, la sustancia a la que hemos culpado durante décadas como la causa de los cálculos renales (es decir, la sal) en realidad puede ser una solución. De hecho, los estudios muestran que comer más sal puede reducir el riesgo de cálculos renales, mientras que comer más azúcar aumenta el riesgo.
La batalla del bien y del mal entre estos dos cristales blancos continúa en nuestros cuerpos.
De hecho, el asalto a nuestros cuerpos por el consumo excesivo de azúcar está causando estragos metabólicos.
Comer azúcar en exceso, provoca un aumento de la insulina (la hormona que almacena grasa), la resistencia a la insulina y la diabetes tipo 2, mientras que comer más sal en realidad puede mejorar la diabetes tipo 2.
Los beneficios de comer más sal se han subestimado durante décadas.
Cuando se trata de la salud de sus huesos, una vez más, la sal es el cristal blanco que nos da una armadura.
Cuando reducimos nuestra ingesta de sal, al nivel que la guía dietética nos indica, puede causarnos deficiencia de calcio y magnesio. Cuando nuestra ingesta de sal disminuye, el cuerpo parece extraer sodio, calcio y magnesio de los huesos, lo que probablemente aumenta el riesgo de osteoporosis.
Las dietas bajas en sal también aumentan la pérdida de magnesio en el sudor, porque el cuerpo expulsa más magnesio para conservar las bajas reservas de sodio.
Y todo nos esta pasando factura en la salud de nuestros huesos.
De hecho, consumir más sal puede proteger los huesos, mientras que consumir una dieta alta en azúcar es claramente dañino.
La próxima vez que decidas alcanzar el azucarero, piénsalo dos veces, agarrar el salero en su lugar.
Este movimiento puede terminar salvándote la vida.
SALUD!