Admito haber sentido un dolor inmenso al recibir la noticia de lo que viene sucediendo en el (Centro Formativo de Antioquia) CEFA, una institución fundada en 1935 con el firme propósito de proyectar la mujer a la vida académica tan negada para ella en aquella época. Indiscutiblemente lo sucedido al interior del claustro femenino deja un mal olor alrededor de aquello que llamamos escuela, la cual no fue pensada para los deseos sexuales de algunos depravados, sino para el goce, la alegría y el aprendizaje, como bien lo sabemos por medio de la Paideia griega. Ilustres pedagogos como Comenio, Rousseau, Pestalozzi, María Montessori, Vygotsky, Dewey y muchos otros más deben estar revolcándose en su tumba al saber en lo que, algunos, han convertido la escuela, escuela a la que tanto defendieron y mucho aportaron. Bien enferma que está la escuela, tantas dolencias que padece y llega ahora el virus del acoso sexual, nos debe doler a todos, y, no podemos permitir que algunos depravados la conviertan en carnicerías del deseo sexual. Hago la claridad, cuando hablo de escuela me refiero desde el preescolar hasta los posgrados, en todos ellos hay acosadores camuflados, mejor, disfrazados de profesores.
Hacía pocos días me había enterado de las denuncias en contra de un profesor del colegio Marymount en Bogotá, cuando leí (marzo 1/2022), por diferentes medios, que en otro colegio de la capital del país, una madre de familia se acercó a las directivas y autoridades para denunciar una profesora que sostenía relaciones sexuales con su hijo, amenazándolo de reprobar su asignatura de negarse a estar con ella, las autoridades no aceptaron la denuncia porque el niño ya tiene catorce años. Pero, si en Bogotá llueve, en Medellín no escampa, no es solamente el CEFA, también en el colegio Ferrini (de Robledo), un docente es denunciado por presunto acoso con menores de doce y siete años; lo mismo se evidenció en otra institución educativa donde el profesor ya fue capturado. Terminando de escribir este artículo, sábado en la tarde, Blu Radio da cuenta de otro caso de abuso por parte de un profesor, esta vez en el
municipio de Itagüí. ¡Es el colmo que esto suceda! Aducen desde la Secretaría de Educación de Medellín que en el año 2021 se recibieron 14 denuncias de presuntos casos de abuso y acoso sexual en instituciones educativas.
En mi ejercicio profesional docente, hace pocos años, supe de tres casos de mujeres lesbianas que acosaban a sus estudiantes, una de ellas a una niña de diez años. Como libre pensador, demócrata y defensor de derechos, soy partidario que cada quien tenga los comportamientos y preferencias sexuales que desee, puede ser homosexual, bisexual, transexual, lesbianas, binario, lo que sea, pero, ¡la escuela se respeta! Con seguridad que hoy algunos niños, jóvenes y padres de familia están generalizando y creyendo que todos los profesores hacen daño, para el caso del CEFA son más de dos mil mujeres en formación que hoy tienen muchas dudas de su institución y de algunos profesores que desdibujan el bello ejercicio de la docencia. ¡Qué vergüenza!
Cuando la Corte Constitucional despenalizó el aborto hasta la semana 24 del embarazo, en el país todos opinaban y debatían acerca de tal decisión, todos eran especialistas en el tema, luego salieron por todos lados los “expertos” politólogos a hablar de la guerra en Ucrania, estoy convencido que en un par de días el tema de los abusadores escolares será cosa del pasado, no tenemos memoria. Desde esta humilde tribuna de opinión, insto a todos los rectores de la ciudad de colegios y universidades a que pongan sobre la mesa el tema del acoso y abuso sexual, no escondan más los rumores existentes, para sanar la herida es necesario curarla, no es tapándola como esta se sana. Por favor, es necesario sacar de los claustros académicos todos aquellos depravados que van con intención de abusar y nunca de enseñar. Duele saber lo que pasa al interior de la escuela. A todos aquellos que quieren minimizar el tema creyéndolo de poca monta, les pregunto, ¿qué tal si fuera su hijo o su sobrino a quien un abusador le estuviera haciendo daño?
La escuela está enferma no sólo por todos los vicios y ociosidades que allí se practican, sino por tanta violencia que se vive en su interior, entre ellas la violencia sexual que hoy tanto padece. Ahora, imposible negar que la familia y la sociedad también estén enfermas, se oye de acosos en las fuerzas militares, en oficinas públicas y privadas, en empresas grandes y pequeñas. Acabo de leer los dos libros del periodista, Juan Pablo Barrientos, “Dejad que los niños vengan a mí” y “Este es el cordero de Dios”, ambos libros censurados por la iglesia y los godos de este país, hicieron hasta lo imposible por impedir su publicación, pero finalmente los libros salieron. La verdad da asco todo lo que allí se narra. De mi parte tengo claro que los abusos sexuales a niños se dan también en otras sectas o religiones. ¡Salvemos la escuela!
Coda: los políticos calladitos, no dicen nada, el tema de los abusos sexuales no da votos, a ellos solo les interesa ir a las universidades porque saben que hay mayores de edad y pueden votar, lo demás del sistema educativo no les importa.