A sus 12 años, Weayonnoh Nelson-Davies ya sabía lo que significaba hablar y ser escuchada
A la edad de 10 años, Weayonnoh Nelson-Davies estaba en medio de una guerra civil en su tierra natal, Liberia, se mudó a Rhode Island en 1996 y a principios del 2022, se convirtió en la nueva directora ejecutiva del Instituto de Progreso Económico (EPI – por sus siglas en inglés), donde hará uso de su voz para abogar por aquellos habitantes de Rhode Island que lo necesitan.
Cuando tenía 12 años, ella ya iba por las calles de Monrovia, la capital de Liberia, pidiéndole a los niños soldados que volvieran a la escuela. “Durante ese tiempo, me di cuenta de que tenía una voz muy profunda (para una niña) lo cual hizo que la gente se detuviera y me escuchara”, recuerda. “Yo admiraba a Nelson Mandela en ese momento, él era abogado, así que pensé: ‘Eso es lo que quiero ser’. Quería ser esa persona que se levantaría sin miedo y hablaría en contra de la injusticia. Ahí es donde comenzó mi pasión por la justicia social”.
Después de su llegada a los Estados Unidos, terminó su último año de la escuela secundaria en Mount Pleasant High School en Providence. Como tenía el Estatus de Protección Temporal, como inmigrante, no podía recibir ayuda financiera para ingresar a la educación superior. “No tenía forma de pagar la universidad. Así que, entre la escuela secundaria y la universidad, me uní a un programa de AmeriCorps, llamado City Year Rhode Island. Quería servir a mi comunidad y estaba realmente comprometida con esa misión”, explica. “Creé un plan sobre cómo terminar la universidad con el objetivo de ingresar a la facultad de derecho”.
Para el 2002, se graduó de Rhode Island College con un título en psicología y una especialización en comunicaciones. Poco después, recibió una beca completa para asistir a la Facultad de Derecho de la Universidad Roger Williams. Lo cual la llevó a convertirse en abogada de asistencia legal en Massachusetts durante 14 años, representando a personas que no podían pagar un abogado; también lideró una asociación médico-legal que trabajaba con proveedores médicos sobre los resultados de salud de los pacientes.
“Trabajé con familias de bajos ingresos frente a frente, abogando en su nombre”, dice. “Empecé a indagar sobre el porqué hay pobreza en los Estados Unidos y sus causas fundamentales”.
Esa experiencia le ayudó a ascender a directora ejecutiva del Instituto de Progreso Económico — anteriormente Instituto de Pobreza, fundado por Linda Katz y la fallecida Nancy Gewirtz en 1999 — un centro de investigación y organización en defensa de políticas gubernamentales, el cual educa a la comunidad y a sus legisladores sobre el costo de vida y cómo este cambia; también brinda información sobre la elegibilidad para Medicaid, asignaciones de alimentos, disparidades en la vivienda y otros temas de justicia económica.
“Hay muchos puntos para conectar cuando se trata de pobreza. Hay políticas que crean ciertas condiciones y ambientes, y esas condiciones y ambientes crean pobreza. Así que quería hacer más, llegar a las causas fundamentales y tratar de saber dónde inició”, dice. “Eso es lo que me llevó a EPI. Ya he realizado trabajo de servicio directo con familias de bajos ingresos; ahora quiero abordar la defensa de políticas”.
Además de la investigación y la educación, Nelson-Davies y su equipo abogan en la Cámara de Representantes por mejorar las vidas de las personas necesitadas, independientemente de su raza, etnia, estatus migratorio o género, y se dedican a mejorar el bienestar económico de los ciudadanos modestos y de ingresos bajos de nuestro estado.
“Recopilamos datos para mostrar cuál es la realidad, para compartir la verdadera historia de cómo es la vida de diferentes grupos de familias o personas en Rhode Island”, señala.
Algunas de los proyectos en los que están trabajando actualmente, incluyen tener más conversaciones comunitarias, crear grupos de enfoque con pueblos indígenas y nativos dentro de Rhode Island, y junto con la representante estatal Liana Cassar (D – Distrito 66) trabajan para presentar un proyecto de ley “Declaración de impacto de equidad”, que se espera ayude a abordar problemas de disparidades raciales, de género y de discapacidad; además de la represión de grupos históricamente marginados.
“Necesitamos hablar con los miembros de la comunidad para saber por lo que están pasando y así, desarrollar políticas que eliminen las barreras y ayuden a crear un entorno en el que todos podamos prosperar”, concluye.