Continuando con la serie de administración pública y su incidencia en nuestra vida ciudadana, encarecemos a nuestros lectores educarse políticamente. Saludamos la nueva legislación aprobada por la Asamblea de Rhode Island para exigir a las escuelas públicas que incluyan educación cívica y exijan a los estudiantes antes de graduarse de grado 12 pasar un examen sobre dicha asignatura.
Sin embargo, la población adulta o inmigrante carece de esta clase de educación cívica. Sólo aquellos que son candidatos a ser ciudadanos reciben parte de dicha educación al tener que estudiar 100 preguntas sobre historia y cívica de los Estados Unidos. Dicho proceso no prepara a ningún nuevo ciudadano para entender el sistema federal, incluso para comprender el sistema de elecciones y mucho menos entender los principios de los partidos que están registrados y que participan en las elecciones cada cuatro años.
El pasar este examen y jurar como nuevo ciudadano le otorga derechos y le exige deberes. Sin embargo, para muchos es más bien una solución a necesidades de otra índole pero no permite encaminarlos a ser partícipes completos de la vida ciudadana.
Queremos exigir sin dar nada. Queremos que el sistema nos cubra y proteja pero no queremos estudiar de que se trata ser ciudadano en los Estados Unidos. Mucho menos, ser críticos con el sistema o incluso con los políticos actuales o los que se quieren lanzar, sin entender que política nos presentan o que política siguen.
Esta ignorancia es una continuidad de lo que ha sido la práctica de los políticos en nuestros países, y de la misma forma, estos políticos quieren tratarnos acá, igual que los de allá nos trataron.
Sería ideal que por una vez comenzaramos a ser más consientes de lo que significa vivir en un país con una forma de gobierno diferente y en el cual podemos ser más participativos. El hecho de ser parte de un grupo de ciudadanos de países latinoamericanos no significa que tengamos que seguir practicando una forma de elegir o de ver el gobierno como lo veíamos en los países de origen.
Ahora bien, la falta de responsabilidad de los que se lanzan a puestos de elección, a puestos como funcionarios o a cargos de nombramiento evidencia que nos ven como esos ignorantes que no sabemos lo que esta pasando acá. Nos tratan con su falta de contacto, con su falta de educación a los votantes, con su típico estilo latino de solo salir en tenis y reírse con todo el mundo y con una hoja con una lista de cosas que las repiten todos los candidatos, no importando para que puesto van y sin rendir cuentas de su trabajo al término de sus períodos, y se presentan de nuevo como si nada. Salarios pagados y nada de respuestas o de informes al votante.
He recibido por correo como votante programas de gobierno o de alcaldes o concejales que al leerlos son como para gobernador o presidente, son programas de otros candidatos, ya están rayados de copiarlos.
Y creen los susodichos que todos nos tragamos dichas cartas o materiales impresos. Y lo más curioso, los envían días antes de la elección. Nunca se exponen dichos programas al menos con el año de anticipación que anuncian e inscriben sus nombres en los ayuntamientos o Secretarías de Estado. Saben que si los publicaran con tiempo, habría debate y los votantes al menos tendríamos tiempo de evaluarlos y desmentir tantas mentiras escritas con molde. Aparte de que las reuniones son para recolección de fondos y promoción de los equipos de apoyo, siempre con asistentes de otras ciudades y que no votan en el sector; y se anuncia como “casa llena”, los verdaderos votantes no acuden y son quienes se quedan en casa esperando que llegue la carta o propaganda. Como así nos comportamos, ya nos tienen leídos y así nos tratan.
Los materiales los copian al dedillo y los envían por correo con toda pompa y tamaño bien tarde.
Organizaciones o grupos que se denominan los defensores de los votantes, poco hacen por la educación cívica. Solo se aparecen cuando llegan las elecciones de medio término o de elección presidencial. La educación cívica a la que se refieren es la de publicar listas y listas de endosados. Los procesos de selección de los endosados tienen mucho que desear. Primero, grupos autodenominaros miembros de los grupos de selección de quienes representan mejor los intereses de las comunidades minoritarias, son elegidos entre el mismo grupo y la comunidad en general nunca vota en asambleas locales, o comunitarias. La forma de organizaciones civiles privadas registradas como apolíticas o sin ánimo de lucro nos representan, pero nunca somos convocados a elegirlos, los mismos siempre.
Los fondos que el mismo gobierno federal o las organizaciones nacionales que promueven la participación cívica con el voto, son acaparadas por grupos pro-partidistas con el cuento de ser independientes de los partidos o movimientos. Sin embargo las listas que proponen nunca incluyen a los candidatos que no sean apadrinados por los comités de los partidos o a los que se presenten como independientes. La publicación se lleva a cabo en medios afines, más no se incluye a medios críticos o que no sean de tal o cual partido o tendencia.
Aparte de buscar información y educación en las bibliotecas o en algunos grupos de estudio político independientes, no podemos dejar de lado la recomendación a nuestros lectores de escudriñar los medios locales que publican en Inglés la realidad política y la realidad de los políticos que están en puestos de elección popular. La barrera del idioma es otro factor que incide en esta falta de conocimiento de la cívica y de la política que nos rige. Los candidatos tienen un discurso para latinos y otro para sus padrinos.
La realidad de los políticos que con el tiempo en sus puestos han demostrado el interés único de perpetuar su propio empleo, más que demostrar una lucha por los votantes que los pusimos en dicha posición se ha podido evidenciar desde hace al menos dos décadas.
Ya esta claro cuanto tiempo llevan muchos de nuestros representantes, senadores, y funcionarios de mando medio y unos pocos de nivel ejecutivo. Cambian de trabajo dentro del sistema como si fuera un parque de diversiones en Six Flaggs; una puerta giratoria interminable. Nosotros los votantes vemos como dichos empleos nunca se acaban, sus salarios nunca bajan.
Es hora de que la educación cívica comience a ser una asignación de nuestros ciudadanos votantes para que la oportunidad de ingreso al sistema con mayor empleo pueda ser una opción para un pueblo más educado cívicamente y políticamente. Desde los nuevos jóvenes que recibirán mayor educación cívica en las escuelas públicas, hasta los ciudadanos inmigrantes con capacidades y educación. Y para quienes no cuenten con títulos o una educación superior, que al menos la educación cívica los prepare para hacer una decisión acertada e informada.
Ya debe terminarse el uso de los ciudadanos al estilo bananero. Todo puede cambiar con la decisión de aprender del sistema en el que vivimos. El futuro es ya. Y las decisiones no son de una sola persona o partido, los ciudadanos somos más y eso es poder.