Bienvenidos al festín político. Nada más emocionante que alquilar balcón durante las épocas electorales en los Estados Unidos. Y en nuestros patios mucho mejor, ya que conocemos a todos los actores. Mucho mejor el show sí en el estado todos parecen ser del mismo partido. Las justas electorales, aunque tienen sus calendarios marcados, parecen ser un trabajo de todos los días, solo se respira como un año y ya por todos lados se comienzan a ventilar nombres, remezones en puestos y en nombramientos. El trámite entre los empalmes y las labores reales son muy cortos y los períodos se hacen cada vez mas abrumadores y exigentes. Razón de meas para que miles quieran o queramos ese trabajito.
También es muy satisfactorio opinar dado que la libertad de expresión se nos ha dado y tenemos el deber de usarla, claro está con responsabilidad y en su justa medida. Por qué la libertad de expresión ofende cuando esta lleva crítica, análisis y verdad discutible.
Hoy me concentraré en un fenómeno que para nuestros lectores de habla hispana y que venimos de la misma cultura latinoamericana resulta muy común. Ya los candidatos “nuevos” en todo el sentido de la palabra, por qué de Administración Pública pocón pocón, en su mayoría salen del sombrero de los comités de los partidos, nunca del trabajo duro en las comunidades o del estudio en materias económicas, presupuestarias, legales o incluso filosóficas o sociales.
Ya nos parecemos en todo esto a la política latinoamericana. Muchos llegaron huyendo de eso y ahora nos están dando tres tazas del caldo. (Al que no quiere caldo se le dan tres tazas).
Sólo que al plantear este escenario dentro de un mundo políticamente multi-racial y multi-cultural, especialmente donde más de 850 mil habitantes no hablan Español, podría decirse que los más de 150 mil habitantes de habla hispana nos estamos empoderando tanto, que tendremos una política al estilo latinoamericano cada vez mas marcada. Queremos llevar al límite a los “gringos” que han hecho política de la misma manera por muchas décadas.
Comenzando por las ciudades más representativas por el número de hablantes del Español y continuando con las menos pobladas por los mismos hispanos, encontramos una vehemente intención de llegar a ocupar los puestos de elección popular o los trabajos como funcionarios en dichos distritos, incluso aunque no se viva en ellos.
Este movimiento que se da mayormente por el inevitable relevo generacional, del cual no han sido ajenos los tradicionales líderes de la política estatal representada en los Congresistas ahora en Washington, muchos de los senadores y representantes estatales activos por décadas y con menos visibilidad aquellos que ocupan las directivas del partido demócrata del estado y quienes tienen la responsabilidad de mantener y de crear las caras visibles para los cargos de mayor impacto en la vida del estado. Estos personajes se están adaptando a esta marea latina y han puesto sus ojos en los pupilos más jóvenes y dóciles de las comunidades negras, hispanas, asiáticas entre otras minorías. Les han dado protagonismo para que sus comunidades se sientan representadas, pero con un poder limitado o controlado.
Como por ejemplo: Gobernación, alcaldías de capital y de mayor población, ciudades con mayorías étnicas representativas, Tesorería del Estado, Secretaría del Estado, Vocerías en la legislatura, y la lista continúa con las demás posiciones de poder y de decisión.
Con esta lista de importancia de los puestos del estado, los votantes podemos advertir que nada de lo que escuchemos durante las campañas es gratuito, ello tiene una razón y tiene un objetivo.
Ahora resulta que entre todos los candidatos que son mayoría demócratas, por qué del lado republicano se escucha poco en el estado del océano; ahora están cada uno por su lado. Hasta se atreven a decir qué no han sido o que no fueron o que no hicieron nada bueno en los años anteriores. Me pregunto yo, o sea que ¿se han ganado el salario sin hacer nada? ¿Y estos que los critican ahora en campaña se quedaron callados estos años? Eso me huele mal. Nos resulta curioso que cuando alguien ocupa un puesto, nunca ve lo que pasa en los otros puestos, miran para otro lado si alguien se equivocó en una una u otra decisión; pero podemos afirmar que lo escribieron en su bitácora de datos para sacarlo en las campañas.
Hoy se tiran a matar, pero cuando fueron elegidos, los abrazos, los cócteles y las recepciones lucían cómo hermanitas de la caridad. Hoy lucen como bandos muy retóricos y que no aprueban nada de lo que los otros hicieron. Y lo mejor es que salen unos comités de color latinoamericano con nombres raros dizque haciendo listas de endoso (Que hasta dicen endorso). Cada cual se toma la autodefinición de guru para meternos en la cabeza a tal o cual candidato, ahora más que nunca nos ven como tarados o que no tenemos autonomía para escoger candidatos. En verdad, estamos tan ocupados en luchar día a día por el sustento, que nos queda poco para seguirle los vericuetos a los que hoy se lanzan o se dejan lanzar a puestos de representación en todos los niveles.
No podemos culpar a la población votante. Ese 12% qué nos atrevemos a usar el deber cívico del voto y que elegimos a veces sin conciencia. Salimos a votar por el amigo, por el cara bonita o por el recomendado, nunca se hace la tarea de educarse en política, nos falta mucha responsabilidad, incluso a los que hacen bulla en cada campaña para buscarse unos pesitos, un puestecito o para congraciarse ayudando gratis.
Los votantes, despistados por excelencia no advierten ni diferencian los lenguajes de los candidatos en sus volantes que envían a nuestras casas, no advertimos nada en los anuncios en los canales masivos como Facebook, Twiter e Instagram y algunos medios locales, pocas veces en Español, por que el presupuesto solo alcanza para los medios masivos nacionales o de habla inglesa (“Main Stream”), ahí si se pone billete, eso indica que los de habla inglesa si votan de verdad, nosotros, los votantes latinos somos un reducto por ello a los pequeños medios o llamados minoritarios nos bombardean con comunicados de prensa, cientos por día, y los mensajes (“posts”) en nuestras redes y teléfonos Comunicados de prensa (“Press Releases”) de compañías bien pagadas para tal efecto. A los medios minoritarios nos llaman los mejores amigos para ver con qué podemos colaborar o regalar y si no invitados a asistir a las recolecciones de fondos. De ahí nada de nada de valorar el trabajo.
Finalmente, nos estamos viendo envueltos en la misma política latinoamericana y lo peor es que lo aceptamos y los precursores de la política norteamericana que antes mantenían a raya muchos vicios políticos y a los políticos latinoamericanos que querían ocupar sus puestos, hoy se están contagiando de ese sistema de politiquería que tanto criticamos de nuestros países y que sin embargo lo traemos junto con las habichuelas, el plátano, la arepa y la tortilla. Las campañas, unas no traen sustancia, otras ni presentan programas si no frases de cajón aburridas, otras desacreditan de frente a sus símiles del mismo partido, otros han visto hacer mucho pero no han hecho y nos dicen que harán, otras nos ofrecen lo que no han hecho aún y todos traen las siete maravillas para el futuro y todos se toman fotos con los que los endosan todos los días. Después no nos quejemos.