El “Status Quo” tomado por asalto y con rigor constitucional por la plutocracia
¿Cómo comenzar esta editorial de este año nuevo?
Pues con un título de las palabras que muchos han rescatado del diccionario con la elección del magnate Donald Trump:
“Status Quo o sea el milenario dejar hacer, dejar pasar sin que nadie se inmute. Si las cosas no avanzan o no son eficientes, no hay problema, claro mientras nadie nos pise la manguera. En ese punto El Statuo Quo es una verguenza y si no esta bien.
La plutocracia, que siempre ha estado ahí, pero que mientras no se haga ruido nadie sabe que es, ni quienes son los que tienen la riqueza.
Y la toma del poder por los conservadores bajo la tutela de la constitución que avala la elección por medio del sistema dedelegados, o sea, la Constitución no miente y se cumple por que se cumple y se cumplió otra vez. Y de que manera.”
Pero ahora sí, el magnate y los magnates que han sido escogidos por el presidente para ejercer el poder por estos 4 años no dejan ninguna duda de lo que podemos esperar.
Los acontecimientos vienen rápidos y furiosos, parodiando la afamada película de Holywood.
El tema recurrente de lo ocurrido en Norteamérica en este nuevo ciclo político será materia de estudio, investigación y no pocas sorpresas recibiremos con los resultados.
Mientras que estos salen a la luz, nosotros, la comunidad latinoamericana deberá comenzar a plantearse las nuevas estrategias para sobrevivir el caos y las nuevas reglas.
Tanto “Los pioneros latinos” que llegaron y que seguimos llegando incluso en los ocasos de la revolución industrial, misma que nos atrajo como moscas y cuyo esplendor duró pocos años hasta que la globalización la opacó en norteamérica quedamos muy mal parados.
Estos pioneros latinos que pienso palidecieron ante la arremetida de los llamados votantes silenciosos, que salieron de la nada de aquellos estados que nunca tuvieron protagonismo ni agropecuario ni industrial en las últimas décadas; haciendo sentir su desagrado con las nuevas oleadas de inmigrantes, que les robaron el protagonismo de aquellas épocas cuando vinieron de Europa en condiciones no siempre alagueñas. Los logros nuestros ni siquiera fueron reconocidos en campaña.
Ese fenómeno llamado abandono gubernamental de esos estados fue uno de los pilares de la campaña de Donald Trump y me sorprende que todos los movimientos de la costa este y oeste, de las ciudades más pobladas del norte y de la frontera sur, hoy no quieran reconocer que todo el tiempo, igual que yo estuvimos sin creer que ellos, los delegados de dichos estados y la suma de los mayormente poblados y con descontento generalizado hayan dado el cambio y le hayan dicho no a los tradicionales ganadores demócratas.
Como inmigrantes, como migrantes debemos ser un poco más imparciales a la hora de hacer los juicios sobre lo ocurrido. Tenemos responsabilidad y no la queremos asumir. Si hemos estado al lado del partido demócrata y no hemos sido protagonistas si no seguidores, no nos sorprenda que seamos cómplices de la ceguera y el resultado.
Dudo mucho que ni como pioneros de una nueva migración en los años 50, 60 y siguientes, podremos exigir nada a cambio si no aportamos al menos con participación en las elecciones. De 27 millones aptos para votar solo votan 12 millones de latinos, seguimos siendo minoría en participación, aunque crezcamos en números de población.
Y la divisióLas marchas muestran una mayoría y sin embargo una minoría nos gobernará por 4 años.
¿Cuál es la lección?