Skip to content
septiembre 20, 2025
ETIQUETAS
Rhode Island Providence Estados Unidos Comunidad Pawtucket Central Falls
AMERICA NEWS

AMERICA NEWS

Historias Reales…

  • EDITORIAL
  • OPINIÓN
  • VIVA LA VIDA
    • VIVA LA SALUD
    • VIVA LA EDUCACION
  • ESPECTACULARES
  • LA NACIÓN
    • LOCAL
    • ESTADO DE RI
  • RIC LIFE!
  • ESCRITORES
  • CONTÁCTANOS
  • ¡VIVE LA EXPERIENCIA!

 
  • Home
  • ESCRITORES
  • PENSANDO Y RECORDANDO
  • ESCRITORES

PENSANDO Y RECORDANDO

3 semanas Ago
Carlos Mario Cortés Rincón

Miré el reloj y faltaban cuatro minutos para las ocho, era una noche lluviosa, cogí mi pocillo con el agua aromática que parecía hervir a borbotones, me paré en el balcón y empecé a observar la ciudad, Medellín, cada vez más ancha y caderona, pero, no deja de ser hermosa, su mirada coqueta embellece todo este valle rodeado de montañas. Desde el piso trece veía titilar a lo lejos luces de todos los colores, parecían luciérnagas inundando lo que otrora fuera un pueblo, antes una pequeña Villa y hoy una gran Metrópoli.

Por un momento pensé que en esta urbe las personas, a pesar de su cercanía no se conocen; sí, hace muchos años la palabra vecino quedó archivada en los anaqueles de la historia, solo se habla de copropietarios o arrendatarios. Estando juntos somos anónimos. Desde lo alto del edificio alcancé a escuchar las bocinas de una ambulancia que pedía pista en medio del asfalto para poder correr y cumplir su misión, agradecí al universo no ser yo quien estuviese acostado en esa camilla de emergencia, bebí un trago de mi aromática.

Por un momento miré hacia la comuna nororiental, lugar de mi infancia, de repente vinieron a mi mente muchas imágenes y recuerdos, recordé la casa, la cuadra, la escuela, la tienda de la esquina. Del mismo modo dibujé en mi mente un sartén renegrido donde mi madre freía las tajadas, las carnes, las torticas de harina, la empella para sacar manteca y otras cosas más. En ningún momento fuimos pobres, ¡creo yo!, lo digo porque teníamos lo necesario, se tenía una olla para calentar el agua por si alguien no quería bañarse con agua fría, una pailita para freír los huevos, una chocolatera, una cuchara de palo y otros trastos de cocina.

No hubo vajilla de cristal o porcelana fina, ¡ah!, las comidas de mi madre sabían deliciosas en cualquier plato o vasija. Imposible olvidar una ponchera grande de aluminio donde me bañaban cuando era niño, en mi casa no hubo jacuzzi, bañera o algo semejante. No podíamos darnos el lujo de tener cada uno su habitación, dormíamos varios en una misma alcoba y, había un solo baño para toda la familia, que era muy numerosa. Las visitas de primos, tíos y abuelos, quienes venían de diferentes pueblos, eran frecuentes; siempre traían un costal o una caja de cartón con plátanos, yucas, frutas y algunos vegetales más. Vivimos bien, tranquilos y sin añorar tantos lujos o cosas raras como lo hacen muchas familias hoy. Sin dejar de mirar la infinidad de luces que titilaban me pregunté, ¿cuándo cambió tanto la ciudad?

Recordé que en las casas había un lugar para cada cosa; las llaves, las medicinas, los recibos de los servicios públicos, todos sabíamos dónde estaba todo, por ejemplo, la botella de alcohol permanecía en el mismo lugar. Como vivíamos en casas, no apeñuscados como hoy, cada uno tenía su forma de tocar la puerta, unos lo hacían de forma brusca y desesperada, otros suavemente, eso sí, ya se sabía quién tocaba, de la misma manera sabíamos quien venía por el corredor de la casa, teníamos grabado en la mente el chancleteo de cada uno, sabíamos si era mamá o papá.

Vino a mi mente el lugar que ocupaba cada quien, en la mesa del comedor o la sala, había lugares para respetar. Seguía mirando la ciudad desde lo alto de mi balcón y solo se veían carros de todo tipo o marcas, recordé mi niñez cuando las calles eran solas y podíamos jugar en ellas; brincábamos lazo, jugábamos chucha, escondidijo, yeimis, golosa, futbol… Éramos libres, no había teléfonos celulares. Jugábamos sin prejuicios ni malicias, en el sexo y sus derivaciones pensamos mucho después, en nuestra mente solo habitaba la búsqueda de la felicidad, reíamos en grandes cantidades.

Recordé que, con el paso de los años, el lavadero con una poceta enorme, fue reemplazado por la lavadora, el fogón de petróleo por la estufa eléctrica y, así sucesivamente las casas se empezaron a llenar de aparatos y tecnología. Sí, aparatos que pronto empezaron a ser obsoletos, recuerdo las bicicletas estáticas o caminadoras que terminaron siendo colgaderos de ropa o toallas. Como si fuera poco, en algunas casas no faltaba el desordenado, aquel que mantenía su cuarto en un caos total, allí el orden no tenía cabida, de mi parte siempre he creído que nada más propicio para el desorden que tener una silla al lado de la cama, esa silla termina cargando con todo. Vinieron a mi mente aquellos juegos de mesa como el dominó, el parqués, el tute, la escalera y otros más.

Obvio que entre hermanos había disgustos o pequeñas peleas, pero, era más lo que jugábamos y reíamos; nuestras mentes no estaban tan contaminadas o distraídas como lo están hoy con las redes sociales, no las satanizo ni digo que sean malas, no, pero, se nos robaron la libertad, lo más valioso que puede tener un ser humano.

Pensé mucho en los hogares que viven el drama de tener un miembro de la familia metido en el mundo de las drogas, eso resta felicidad, como también restan felicidad padres o madres consumidoras habituales de licor. ¡Cómo ha cambiado la ciudad!, o mejor cómo han cambiado las formas de vida, el sexo, las drogas y el alcohol parecieran hacer parte de la canasta familiar.

Mi agüita aromática se había acabado, miré el pocillo vacío y pensé, todo se acaba en la vida, nacimos sin nada y nada nos llevamos, ¿para qué acumular cosas?, cerré el balcón, busqué mi cama y traté de dormir. Ya recostado pensé que, habiendo nacido en una ciudad, con el pasar del tiempo, moriré en otra ciudad muy distinta, me invadió la nostalgia; dejemos así, eso me pasa por pensar y recordar.

ESCRITORES cambios sociales costumbres colombianas crónica Medellín cultura popular infancia en Medellín juegos tradicionales Medellín memoria familiar modernidad vs tradición nostalgia urbana recuerdos de infancia Reflexión personal transformación urbana vida comunitaria vida cotidiana

Navegación de entradas

EL TERCER TRIMESTRE: SEXUALIDAD CON PRESENCIA Y CUIDADO
SEGUNDO FESTIVAL ANIVERSARIO DE INDEPENDENCIA DE MÉXICO

ARTICULOS RELACIONADOS

  • ESCRITORES
Carlos Mario Cortés Rincón
3 semanas Ago

EN PROVIDENCE INICIAN JORNADA ESCOLAR MÁS LARGA DE LA HISTORIA

  • ESCRITORES
Carlos Mario Cortés Rincón
3 semanas Ago

TÓPICOS DE INTERÉS COMÚN PARA PROFESIONALES DE LA SALUD Y ABOGADOS

  • ESCRITORES
Carlos Mario Cortés Rincón
3 semanas Ago

CONSTRUYENDO RIQUEZA GENERACIONAL

  • ESCRITORES
Carlos Mario Cortés Rincón
3 semanas Ago

DOMITILA

  • ESCRITORES
Carlos Mario Cortés Rincón
3 semanas Ago

IMPACTO DE LA TRANSFORMACIÓN DIGITAL EN LAS EMPRESAS

  • ESCRITORES
Carlos Mario Cortés Rincón
3 semanas Ago

PARA LOS PROFESIONALES DE LA SALUD

  • HOME
  • EDITORIAL
  • OPINION
  • VIVA LA VIDA
  • ESPECTACULARES
  • LA NACION
  • RIC LIFE!
  • ESCRITORES
  • CONTACT US
  • ¡VIVE LA EXPERIENCIA!
  • Política de Privacidad
© 2025 AMERICA NEWS MULTIMEDIA GROUP. All rights reserved.