De acuerdo a la oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos, existen menos de 60 mil trabajadores de salud pública y comunitaria para una población estimada de 331 millones de personas en el país. Profesionales que promueven la salud y sirven como apoyo a cada comunidad, al ayudar a las personas a adoptar comportamientos saludables, implementando programas que promueven, mantienen y mejoran la salud individual y general de la comunidad.
Trabajadores de la salud expertos en colaborar con comunidades en entornos urbanos, suburbanos y rurales, especialmente en tiempos de desafíos de salud pública como en una pandemia. “El objetivo de esta disciplina es mejorar los resultados de salud individual y de la población al ayudar a las personas y a las comunidades a adoptar y mantener voluntariamente estilos de vida saludables”, resalta Soumyadeep Mukherjee, el nuevo coordinador de la Licenciatura en Ciencias de Salud Pública y Comunitaria en Rhode Island College.
Él cree que aumentar las inscripciones en este tipo de programas es clave para mantener comunidades más saludables en un futuro cercano; e indica que las carreras en salud pública y comunitaria son para aquellos que aman trabajar con la comunidad a modo de ayudar a prevenir enfermedades, llevar vidas saludables y productivas, y lograr equidad en la salud.
“Según la Oficina de Estadísticas Laborales, se proyecta que las ocupaciones de atención médica crezcan al menos un 15 por ciento entre 2019 y 2029”, agrega. “En algunos estados, esa cantidad dependerá más o menos de la fuerza laboral pública”.
Este programa relativamente nuevo en Promoción de la Salud Pública y Comunitaria de RIC, mantendrá un enfoque en la mejora de la salud pública a través de la participación de individuos, comunidades y organizaciones comunitarias.
“No importa cuál sea el interés de un estudiante, ya sea que le guste las matemáticas o las humanidades, la psicología o las ciencias políticas, la biología o las comunicaciones, la medicina o la filosofía, esta licenciatura tiene un lugar para aquellas personas que tienen la pasión y el deseo de realizar cambios que impliquen una mejor salud para todos”, dice Mukherjee.
El programa se divide en tres vías — Salud y Envejecimiento, Salud de la Mujer y Promoción de la Salud Pública — y ofrece oportunidades de aprendizaje práctico, que se centran en las disciplinas básicas que incluyen epidemiología, salud ambiental, nutrición, alfabetización en salud, políticas de salud, promoción de la salud y planificación de programas de salud.
A lo largo del plan de estudios, los alumnos exploran los desafíos contemporáneos de salud pública a nivel local, nacional y mundial, además, estudian algunos determinantes de la salud, como el racismo sistémico, las desigualdades sociales, el cambio climático, el acceso a seguros de salud, vacunas y otras formas de atención médica, también, la disponibilidad de vivienda, agua potable y saneamiento.
Mukherjee explica que su programa está trabajando incansablemente para llenar los vacíos en la alfabetización en salud y las barreras del idioma en el estado. “Muchos de nuestros estudiantes son bilingües, y contribuyen en el aspecto de la competencia lingüística. Incluso aquellos que no son multilingües aprenden a apreciar la sensibilidad cultural y la humildad”, dice Mukherjee.
El programa proporciona capacitación y tutoría para que los estudiantes puedan utilizar sus respectivas fortalezas empoderando a las personas y a las comunidades. Por ejemplo, durante las pasantías en escuelas, los estudiantes del programa han creado manuales para los estudiantes y sus familias, tanto en español como en inglés, sobre temas de salud de importancia crítica. Otros han ayudado a las organizaciones en la redacción de subvenciones, investigaciones e informes. Durante la pandemia, los pasantes han trabajado con escuelas, colegios y comunidades en campañas de vacunación y eventos de promoción de la salud, así como proyectos de investigación dirigidos por profesores del programa.
En la actualidad, muchos de los egresados del programa son empleados en departamentos de salud estatales y locales, organizaciones de salud gubernamentales y privadas, agencias de servicios sociales y comunitarias, y organizaciones de salud con y sin ánimo de lucro, tanto dentro como fuera de Rhode Island. “Algunos han pasado a cursar maestrías en programas de salud pública en instituciones reconocidas como la Universidad de Boston y la Universidad de Emory, y han sido elegidos para trabajar en el mundo académico. Incluso muchos otros han hecho todo lo anterior”, presume Mukherjee. “Como profesores del programa, nuestro deber es ayudar a los estudiantes a reconocer sus preferencias y proporcionarles la mejor orientación posible”.