Un ensayo para entender desde el bolsillo de los contribuyentes el cacareado “Techo de la Deuda” que no es más que lo que se gastan, lo que se endeudan, y lo que especulan los representantes del gobierno de turno, ya sea en tu pequeña ciudad o ya sea en tu gran capital o en la capital federal de los Estados Unidos. La diferencia con los demás países es que en Estados Unidos se vota cada que el presupuesto para el pago de la obligaciones se va agotando. Esta votación por los senadores y representantes en Washington y que es pública, es cada vez más una puja por el control político.
Es una decisión de permitir o no al presidente de turno que presente un plan de gastos para su mandato. Cada que el techo de la deuda se alcanza, los presidentes piden una autorización de aumento de la deuda. Incluso, si la administración anterior deja deudas contraídas. Es ahí cuando se presenta el nudo por la lucha de poderes. No importando si esto afecta a todos por igual, el partido que esté en oposición hará difícil esta aprobación.
La lista de gastos involucrados es larga. Veamos a groso modo.
Comenzando por los salarios bien altos de la nómina de los políticos que no pueden dejarse de pagar para que el gobierno funcione.
Siguiendo por todos los gastos de apoyo a los gobiernos de las ciudades, estados y gobierno federal. Continuando con las obligaciones contraídas con otros gobiernos, bancos, además del gasto doméstico y los que suplen con productos y servicios al gobierno.
Y sigue con todas aquellas obligaciones que equivalen al 50 por ciento del gasto y que son contraídas con los trabajadores, jubilados del gobierno, veteranos, medicare, y contratistas del estado, del gobierno y aquellos fuera del gobierno entre muchas más. Son aquellas obligaciones estatutarias de los departamentos de la seguridad social (social security) por los aportes de las empresas que han deducido para jubilación y para otros rubros de los trabajadores de empresas privadas. También la larga lista de bonos del gobierno que deben ser mantenidos en crecimiento o en aportes para el debido respaldo a sus inversionistas o compradores de dichos bonos del gobierno lo cual es extensivo a los inversionistas y a las empresas que lidian con los bonos y acciones.
Mirando detenidamente, las pugnas dentro de las dos cámaras se reflejan en esta votación del presupuesto federal. Los aumentos son exagerados, especialmente si se mira desde los representantes de la oposición o del mismo partido que ven desproporcionado el presupuesto y piden un recorte en dicho plan para aceptarlo.
Este año, la petición de 3.5 trillones por parte del presidente Biden ha causado el revuelo entre el senado principalmente. La división de 50 y 50 senadores demócratas y republicanos y hace muy dura esta salida. 1.5 trillones o quizá 2 trillones es el número que se baraja. Tanto que se llevó hasta el último momento la votación y solo se aprobó para el gasto de dos meses de 480 billones mientras se vuelve a votar en diciembre.
Un camino tortuoso que está reflejando la tirantez en Washington. Si la administración Biden no hace ajustes y deja de lado los gastos que por el momento no son del agrado de la oposición y de algunos de sus copartidarios, seguiremos en vilo por los próximos meses.
Como contribuyentes debemos estar al tanto de dichas negociaciones y saber como se desarrolla el recorte de gastos del presupuesto inicial. En un clima como el que está planteado en el país no se puede esperar mucha armonía y los pedidos de dinero para gastos no prioritarios estarán en tela de juicio hasta que se recorten. En cada administración de los últimos años se ha notado esta lucha y la mayoría en las cámaras es la que ha dictado el sendero. Con una paridad o cámaras tan parejas será una lucha larga y las estrategias se evidenciarán para poder lograr un consenso.
Mientras tanto,nosotros podremos practicar viendo como en nuestros municipios, nuestros concejales votan aumentos de presupuestos, aumentos de impuestos y ni siquiera estos concejales electos salen a las plazas públicas o a sus wards a hacer de conocimiento como votan y por que. Ya las redes sociales, desde que un tribunal falló en contra de una alcaldesa en Woonsocket por vetar a los constituyentes que expresaban sus opiniones en Facebook han silenciado y ni en Facebook ni en los wards se ven. Luego cuando llegan cartas a cada dueño de propiedad comercial o de residencia, solo se escucha el grito de la comunidad y nadie protesta, ni marcha, ni escribe en redes. Parecen que los hubieran vetado también.
Pero cuando vienen las campañas si salen hasta en caravanas a votar y a vociferar por su candidato. Mientras que Washington enseña el camino, en las ciudades nadie sabe del presupuesto local. A nadie le importa como se aumentan los impuestos, como se inflan las nóminas gubernamentales, como se nombran ayudantes y puestos mientras dura la administración, aumentando un presupuesto que ni revisamos ni cuestionamos. Los concejales ni saben de presupuestos, en su aprendizaje que pagamos al elegirlos ni siquiera nos comunican lo que aprenden. Estamos ya en campañas y nadie habla de lo que es presupuesto e impuestos.
O será que los aumentos de impuestos y los aumentos de arriendos silencian a los seguidores de los políticos? Veremos como despiertan antes de noviembre de 2022.
Vergüenza nuestra o vergüenza de ellos?