La pregunta inicial que yo me hice al escuchar por primera vez el término nini fue, ¿qué es eso, qué son los ninis? Los ninis son jóvenes que ni estudian ni trabajan, teniendo las condiciones para hacerlo. Se trata de un término usado en América Latina para referirse a los desocupados, quienes en la mayoría de los casos no quieren hacer nada. Los ninis, que ni estudian ni trabajan, son una población que está entre los 18 y los 28 años, generalmente presentan dificultades para pasar de la escuela al trabajo, sus intereses son otros, de ahí su bajo nivel educativo; los ninis no tienen iniciativa, mucho menos ganas de hacer algo, los días y las noches van pasando y, ellos no se inmutan por querer hacer algo significativo en sus vidas.
¿Cuáles son las ventajas de ser nini? El nini no tiene horarios, el reloj no les angustia, son libres como el viento; el término más usado para referirse a ellos es el de mantenidos, el dinero poco o nada les preocupa, mientras mami, papi, o los abuelos les ofrezcan lo necesario y en ocasiones más. Por otro lado, es bueno decir que, los ninis dependen económicamente de las familias, generando un malestar y unas cargas monetarias que a veces son difíciles de sostener. Una ventaja más de ser nini es dormir cuantas horas les apetezca, se levantan tarde y duermen cada vez que quieren. Debo admitir que indagando acerca del tema me encontré con que la gran mayoría de los ninis son de forma voluntaria, es decir, no quieren hacer nada, aunque hay otros que son ninis por las adversidades sociales; jóvenes que no encuentran trabajo o no tuvieron la posibilidad de estudiar; en resumidas cuentas, son excluidos de la sociedad, y esa exclusión social puede tener graves consecuencias para las personas, y sobre todo en la economía, porque no producen ni aportan nada.
Para el DANE, (Departamento Administrativo Nacional de Estadística) el país cuenta con 11,1 millones de personas en el rango de edad juvenil (18 a los 28 años), de los cuales el 22,5% son ninis; es decir, en Colombia tenemos más de dos millones y medio de jóvenes que ni estudian ni trabajan. Uno de los aspectos más notorios en el análisis de esta población es la brecha de género, las mujeres son quienes más representan el fenómeno nini, la vagancia se acentúa más en las mujeres que en los hombres. Con relación a esta coyuntura, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señaló la importancia de generar estrategias para facilitar la inserción laboral de los jóvenes en la sociedad. Es esencial desarrollar estrategias que faciliten la transición de las personas jóvenes del mundo académico al mundo laboral, los gobiernos les deben brindar la posibilidad de terminar los estudios básicos y así poder acceder a un trabajo digno que les permita el sustento diario.
El tema de los ninis fue despertando en mí un gran interés hasta llevarme a analizar una cantidad de cifras que aparecen en la internet, busqué análisis serios y estudios que me dieran la seguridad de saber acerca del tema. Lo que más me llamó la atención fue el desgano de la mayoría de los jóvenes en no querer hacer nada. Vino a mi mente la canción de, El Gran Combo De Puerto Rico, “Y No Hago Mas Na”. “Yo me levanto por la mañana me doy un baño y me perfumo, me como un buen desayuno; y no hago más na’, más na’. Después yo leo la prensa, yo leo hasta las esquelas o me pongo a ver novelas; y no hago más na’, más na’”. Es imposible negar que la mañana de muchos jóvenes, en nuestro país, se les va en no hacer nada, lo que llamamos vagos, lo triste y preocupante del caso es que muchos de ellos son exigentes y reclaman una buena atención. “A la hora de las doce yo me como un buen almuerzo, de arroz con habichuelas y carne guisá, y no hago más na’; después me voy a la hamaca a dormir una siestita, y a veces duermo dos horas y a veces más, y no hago más na’”.
No pretendo juzgar y menos meterme en vidas ajenas, pero, sé de padres de familia que se han encargado de procrear y formar ninis a diestra y siniestra. No entiendo de qué se quejan algunos papás si ellos mismos no les han asignado responsabilidades a los hijos. Como ciudadano me entristece saber que, tener en Colombia dos millones seiscientos mil ninis, equivale a llenar el Estadio Atanasio Girardot, en la ciudad de Medellín, 65 veces. Insisto, no los estoy juzgando a todos, pero sí, a la gran mayoría que nada quieren hacer, ¡ah!, eso sí, sueñan con una vida llena de lujos y comodidades. Sé que estoy viejo, pero, en mi niñez y juventud jamás escuché hablar de los ninis, mi generación fue bastante trabajadora, desde niños aprendimos a trabajar y respetar los roles familiares, mal que bien hacíamos oficios caseros y cuando empezamos a trabajar, aportamos a los gastos familiares.
Según las cifras y los titulares de algunos periódicos en Colombia hay menos ninis; no pretendo pisar arenas movedizas en términos de lo político, pero no estoy de acuerdo con tantos subsidios; desde que muchas cosas las regalan sin el menor esfuerzo, la sociedad se jodió. Mantener los subsidios da votos, pero le hace un gran daño a la sociedad. Ojalá que los ninis sigan disminuyendo y que nuestro país sea habitado por futuras generaciones trabajadoras y emprendedoras.
Coda; los ninis no pertenecen a un estrato socioeconómico establecido, no, hay ninis ricos y ninis pobres.