REACCIÓN SOCIAL DEL PENSAMIENTO MODERNO
Hacer referencia y explorar la criminología como una ciencia multidisciplinaria que devela la conducta humana agresiva, es contribuir de alguna forma a la reducción de acciones de carácter delictivo, ya que desde el campo de la etiología y su origen, se identifican las causas y la aparición de dichas conductas, incidiendo directamente en la comisión del delito y consumación del mismo, estableciendo censura en las sociedades modernas y juicios de reproche del colectivo en general.
Siendo la criminología actual, el baluarte para explorar el momento histórico y entender así, la represión de la norma, contención propia del derecho penal inquisitivo en cualquier latifundio del mundo y bajo el cual se castiga y coarta la libertad; de ahí la deliberación a partir de las conductas desviadas, ya que en el escenario de la criminología se explican las razones y las causas del comportamiento antisocial, cimentándose en ciencias y disciplinas como el derecho, la sociología, la antropología, la psiquiatría y la medicina; las cuales tienen como objeto analizar y estudiar los diversos presupuestos emanados del comportamiento humano, derivando en consecuencias jurídico penales.
Ahora bien, entender el arte y su reacción a la criminología, es concebir la representación de la realidad desde diversas perspectivas y expresiones, escenarios reales e imaginados, símbolos y alegorías, universo espinoso de pasiones. El arte como proceso subjetivo de creación donde el espectador no se abstrae de la sociedad, asociando la fenomenología ritual, social y religiosa a las variaciones de la época, como un vehículo cargado de significantes en el tiempo. Avizorando las penurias de los pueblos, sus violencias y crímenes, desde las múltiples realidades contemporáneas, tragedias propias de la criminología como estudio de la transgresión, la cual previene, reduciendo los fenómenos criminales y la reinserción a veces insulsa de los penados.
Establecer entonces una relación directa entre la criminología y el arte, es entender incluso en qué momento se empiezan a reflejar las primeras infracciones y cómo se manifestó en el tiempo esa macabra necesidad de violentar al otro, es decir, hablar de transgresión al inicio de la historia de la humanidad, es aludir la esencia violenta del individuo y sus actos, explicados desde la tragedia griega o la creación pagana de la mujer y el hombre, como el origen de las desventuras en la humanidad. Situaciones paralelas a la ritualidad y al delito, desdicha que representa el arte desde la iconografía y a su vez la criminología, la cual genera una interacción de interrogantes asociados al porqué de la ocurrencia de un insuceso, quien o quiénes lo cometieron, en dónde lo cometieron y por qué lo cometieron, siendo el arte, un vehículo de interpretaciones extensivas del fenómeno delincuencial.