Las protestas en el mundo por múltiples motivos, las migraciones desde los países en conflicto, o desde países con crisis alimentarias, y las crisis políticas que pierden titulares en beneficio de los nuevos liderazgos. Y los innumerables conflictos internos en países del medio y el lejano oriente entre muchos más.
Un compendio de factores que pareciera que se hubieran aplacado durante la pandemia de Covid-19. También un compendio de factores que luego de una pausa sanitaria, desde hace meses se vuelven a tomar el interés de la prensa mundial y masificada.
Esos titulares de los millones de muertes por el virus y esas estadísticas que agobiaron la tranquilidad del planeta han pasado a segundo plano. Los titulares retoman cada conflicto, cada factor socio-político y lo enfrentan a las cifras de contagios y muertes con tendencia a la baja.
Y aunque nuevas variantes del virus, rebrotan en países como la India, Argentina, Francia e Inglaterra entre otros, la campaña mundial de vacunación hace dos trabajos, la búsqueda de la inmunización de rebaño, aunque sea por algunos meses que serán preciosos para que los científicos cualifiquen la eficacia y evalúen los efectos y los beneficios a corto plazo; y para que las diferentes marcas de los laboratorios hagan sus análisis. Esta campaña ha ayudado para que la población se sienta más tranquila y retome su realidad con un poco más de confianza dado que el proceso deberá ir dando resultados positivos poco a poco.
Comencé esta editorial con los factores mundiales de las nuevas realidades que golpean a nuestros países por que por un año, los conflictos y crisis no se acabaron, por el contrario se agravaron.
La pausa, solo avivó los fuegos que yacían caldeados en 2019. Y cuando aún ni los gobiernos habían decretado una relajación de las medidas sanitarias y restricciones, muchos pueblos y decidieron que tenían que salir a expresarse y a retomar sus luchas según el país donde sucedían.
Este panorama dentro de la pandemia no luce muy prometedor, ya que la toma de decisiones dentro del enfrentamiento de la crisis, significó un nuevo caldo de cultivo para nuevos problemas especialmente en Latinoamérica.
Hay que mirar con sentido macro todo lo que ocurre en el mundo y no concluir que un solo conflicto en cualquier país del mundo es el centro de la problemática. La re-dirección que sufrirá la economía mundial será mucho más drástica en el futuro cercano, y la expectativa de la crisis económica, si no se re-inicia la economía, será mayor y devastadora y en la medida que los organismos financieros exigen mayores responsabilidades de cada gobierno que depende de los empréstitos de los bancos que alimentan a los gobiernos dependientes de dichos préstamos.
Préstamos que se agregarán a antiguos préstamos. Pero que cuando los países no cumplen con las calificadoras de riesgos, entonces las presiones se represan y el futuro es impredecible.
Un ejemplo, las protestas sociales en Colombia, con reclamos lícitos y ya aclarados por los medios mundiales, nos dan una lección de que la visión macro hace falta para encontrar la solución.
Resulta cómodo acusar a cada gobierno de turno, cuando las reglas de juego vienen de muy atrás. Darle un giro a un trasatlántico con protestas mundiales como lo ocurrido en la Primavera árabe, donde se derrocó un Primer Ministro o protestas donde presidentes deben ser destituidos ocurren con más frecuencia en los actuales momentos, sin embargo, cada país vive su realidad con su propio pasado y su visión del futuro.
Cada país ha decidido tener democracia o dictaduras del corte que sea, ha decidido tener modelos económicos que mal o bien han sido los que han propiciado tener los países que se han construido.
Y la responsabilidad de las nuevas generaciones no es ni mayor ni menor a la responsabilidad que las generaciones que nos precedieron hayan tenido.
Y la falta de esa coyuntura por el choque generacional es lo que ha agravado la situación colombiana. La intransigencia de los gobiernos en el poder y las fuerzas de poder, que aunque no estén en el poder, siguen siendo parte de las decisiones.
Y la visión de las nuevas generaciones que también se muestran polarizadas harán más lento un proceso de cambio de mando, de renovación de las instituciones democráticas de las que tanto se habla en cada una de las manifestaciones públicas. El trabajo de renovar los cuerpos colegiados por juventud y nuevos liderazgos sigue siendo polarizado. Y no es verdad que unos son mejores que otros, unos son diferentes y otros quieren ser la diferencia, pero todos somos el mismo país.
El presente está marcado por acontecimientos intestinos, pero también marcados por acciones actuales que gobiernos toman sin un enfoque de la realidad y no se puede aprovechar una coyuntura tan grave como la de una crisis sanitaria para enredar a la población con medidas que solo responden a los acreedores de los organismos financieros mundiales como el Fondo Monetario Internacional entre otros.
Y hay que tomar decisiones de fondo para enfrentar la deudas contraídas, para re-direccionar la manera en la que se maneja el Estado y para permitir que las nuevas generaciones sean parte activa del cambio.
Tanto las partes involucradas en el conflicto, como los observadores deben tener presente que un gobierno establecido en las urnas puede ser cambiado en las urnas y con la claridad de los reclamos sociales, como la claridad de los orígenes de un país, se debe tener claro que un proceso conlleva todos los riegos y las mesas de diálogo son para eso, para concertar.
De otro lado, los ciudadanos merecen que aquellos que ejercen su derecho a la protesta los respeten y las autoridades en su conjunto deben propender por que se cumpla esa regla, cada miembro de la sociedad tiene derechos y responsabilidades y creo que esta norma internacional no se está cumpliendo a cabalidad desde que comenzaron las protestas.
Y es pertinente que ambas partes, manifestantes y autoridades vigilen de cerca a quienes se aprovechan del río revuelto y han hecho lucir una causa justa en una causa despreciable por los daños y muertes que siguen al fin de una manifestación pacífica aunque los responsables son bien conocidos, más no contenidos en su totalidad. Manifestantes y autoridades ya debieran saber de quienes se trata y no juzgar a los manifestantes como cómplices y los manifestantes no señalar todo el tiempo a la fuerza pública. Eso de dimes y diretes ya esta pasado de moda, o si no, para que es la tal tecnología? Solo sirve para viralizar? No sirve para identificar. Ese jueguito no le sirve a ninguno.
El gobierno, los partidos, y los cientos de congresistas deben ser más decididos y responsables para el restablecimiento de la paz. Son demasiadas cabezas juntas para que nos digan que solo un presidente debe decidir si paran las protestas o si se tienen diálogos productivos de una vez. Mucho observador dentro del país ganando dinero y no aportando a la paz.
Un llamado a los organismos internacionales que no han tomado cartas en este conflicto con vehemencia como lo hacen con otras naciones. Deben actuar antes de que sea muy tarde.