Acá estamos de nuevo amigos lectores, la historia es como el reloj gigante que avanza inexorablemente y cumple los horarios que son parte de cada proceso. Aunque cada individuo tiene un reloj propio y una naturaleza humana que le permite desarrollarse dentro de una sociedad organizada y civilizada, ello le permite entrar en ese horario del reloj gigante que es la estructura donde elija vivir, aportar y recibir.
Esto es el país, la nación, la patria. Lo del reloj es un símil para entender que los individuos que históricamente construyen una nación, dependiendo de su historia personal, dependiendo de su educación, dependiendo de sus tradiciones, dependiendo de sus sueños, aportan esos recursos para hacerse de un hogar para decir esta es mi patria, este es mi pertenencia y usan su tiempo, su propio reloj para desarrollarse.
Los grupos sociales en los Estados Unidos van transformándose, van cambiando por oleadas de nuevos recién llegados, quienes trajeron sus propias experiencias y las aportaron paulatinamente según su inmersión en la respectiva sociedad. Hoy, para una población que continúa su diversificación es aceptable que haya transformaciones que se enlazan con la historia que los primeros dejaron. El borrador histórico no es la herramienta para el progreso de los pueblos ni de sus integrantes.
Es el debate incansable, el debate constante que como una cernidora de arena va seleccionando los componentes de dicha materia y luego cada componente cumple una función en el proceso de construcción del país. El proceso de cernir, de seleccionar no es más que el sistema sistema político que se elija para continuar la selección de los individuos por sus destrezas, sus capacidades, su historia para dirigir al país. Pero no es sólo el individuo, es el grupo social que lo respalde o que lo desaprueba quien da la última palabra. “La fuerza final es la fuerza de los votantes” que son la mayoría en ese grupo y que cuenta con guías constitucionales y los diferentes poderes para operar sincronizadamente para un bien general.
Las elecciones de 2024 en los Estados Unidos han demostrado esa fuerza de esa mayoría que habló duro y contundentemente. El primer paso tanto de los primeros llegados a este suelo, como los que formamos parte de las nuevas migraciones debemos entender cuántos grupos con diferentes relojes biológicos e históricos hemos estado pasando por esta tierra en muchos siglos.
Los votantes no sólo manifestaron esa evolución social. También demostraron que los partidos que los han cortejado por décadas ya no son sus dueños. Que los auto-nombrados líderes tuertos con organizaciones dizque para educar en política no partidista y que los han guiado como ciegos en la política norteamericana, sólo fue una manipulación para muchos alcanzar favores, beneficios y hasta puestos. Impulsaron a la nueva generación de delfines que hoy no están comprometidos con el votante si no con quien los llevó a los puestos de eleción o a los puestos en el gobierno.
El votante latinoamericano que ejerció su derecho sagrado en 2024 demostró una autonomía producto de la frustración, quizá se educó a las malas porque viniendo de países donde no le fue bien, poco esperaba de un sistema desconocido y que quizá aún no comprende. La aceptación del voto popular, los resultados del voto del Colegio Electoral y las guías de las Juntas Electorales que nos guían son las herramientas para funcionar en una justa electoral y debemos acogernos a ellas. Tanto los demócratas como republicanos y otros grupos políticos deberán trabajar con los resultados obtenidos. Un período de 4 años siempre resulta muy corto para responder a las necesidades de una población de 330 millones de habitantes en este país. Pero es cierto que todo es un proceso y necesitamos usar más cordura para continuar.
Si es cierto que nos hemos integrado mucho o en parte, una cosa si es clara. Si no eliges participar, eliges que otros participen por ti. Si no te gusta el debate, pues deja que debatan por ti. Si no te gustan los partidos y grupos de discusión para acordar ideas, planes y acciones, entonces deja que lo hagan por ti.
Con esa mentalidad de dejar que otros manejen tu reloj lo único que consigues es que tu tiempo, tu edad, tu vida, tus aportes, tus sueños tengan un dueño u operador ajeno de tu vida.
Lo dicho define lo que es política, casi como una definición parca de que es la forma de manejar a los pueblos. Pero queda la Democracia (La palabra “democracia” tiene sus raíces en el griego antiguo, donde “demos” significa “pueblo” y “kratos” se traduce como “poder” o “gobierno”. En la antigua Atenas, los ciudadanos participaban activamente en la toma de decisiones políticas en la Asamblea, ejerciendo su poder a través de votaciones y debates abiertos.)
Le hablo a quienes han elegido ser parte de ese pueblo en toda su extensión y con todos sus deberes y derechos. En las elecciones de 2024 se reflejó no sólo una clara conciencia para participar. Yo pude ver que el represamiento de necesidades, aspiraciones, sueños, desafíos, desilusiones por más de 20 años de espera de unos grupos que se están convirtiendo en mayoritarios, llegó a un punto de no retorno. Se han logrado avances por parte de segmentos de la población que no han gustado a otros segmentos. Muchas conquistas en materias de interés muy particular y otras de interés muy general, lo que nos dice que no siempre el país y sus habitantes han sido los mismos siempre. Muchas normas han sucumbido al tiempo y muchas han sufrido evoluciones.
Los partidos han cambiado en mucho, se han ido al extremos en sus agendas. Los votantes a veces no son tan maleables como para que un partido tome atribuciones con lo que el pueblo aspira o puede apoyar. Culpa de el autoritarismo de los líderes de los partidos. La imposición de agendas ya no es permitida entre los votantes que ven como un atrevimiento y descaro al tomar decisiones sin consulta popular o sin importarle si los votantes se disgustan o no.
Pero en ese proceso, no podemos decir que todo es de un solo color. Los matices y las políticas variables son las que han permitido que co-existamos. Y en este 2024 no debe ser la excepción. Todos desde los distintos grupos en contienda debemos aportar para que el proceso de esta nación siga.
Me he salido de los medios de opinión tradicionales y he observado y analizado por 38 años mi realidad, la de mis vecinos y la de los que poco conozco. Y durante diversos procesos políticos, muchas elecciones locales y nacionales he podido ser partícipe. He puesto mi granito de arena y he recibido el apoyo de muchas personas y grupos para ejercer el trabajo que elegí, la de comunicador y publicador.
Hoy, al ver la decisión tomada por más de 70 millones de un lado y más de 60 millones de otro lado no puedo más que sentirme agradecido de vivir en una república que aún conserva la valiosa costumbre de elegir en las urnas. Nadie ha dicho que son perfectas, como imperfectos somos todos y quienes se postulan y quienes votamos. El pueblo eligió en 2024 como ha elegido desde la fundación de los Estados Unidos. Han sido grupos diferentes y la comunidad creciente de los hispano-hablantes fue crucial.
En el resumen de cuentas la contabilidad es clara. Los números son claros e irrefutables. Quién, en su sana cordura va a decir que no hay un ganador? En muchas elecciones vi celebrar y celebré junto a ellos la democracia. Cada cual en su propio ambiente, en su entorno tendrá mucho que decir. Podrá explotar de emoción, de desazón, de desilusión, pero no de ira. Por que ella conduce al enceguecimiento y no aceptación de una realidad. El reloj sigue su curso, y llegará el tiempo nuevo y los procesos volverán a experimentar sus cambios bajo la misma premisa, la reacción o el conformismo de los antiguos y de los recién llegados.
Somos producto de esa historia de llegada, integración, participación y aporte para obtener un reconocimiento y una retribución. En esto se define la migración. Ya sea desde el sur al norte o desde un polo al otro. Con esto se explica que los Estados Unidos no ha sido el mismo país en sus diferentes épocas. Este país debe tener claro que fuera de el muchos individuos de muchos países siguen pensando que es el mismo país de los 60, 70 80, cuando la industria estaba en auge. También otros siguen pensando que es el mismo país protector, productor inacabable. Esa fama ha sido unida a la necesidad global de emigrar por múltiples razones.
Las migraciones hacia el norte desde el sur y desde otros continentes son producto de historias cambiadas en esos pueblos por las guerras y por el manejo de recursos y de políticas, muchas de ellas afectadas por decisiones históricas que los Estados Unidos tomaron; hoy producen esa necesidad de venir al país que ha sido señalado de responsable de mucha de la pobreza a nivel mundial.
Sin descartar a los demás personajes de esos países que han impuesto sus decisiones y también son y siguen siendo responsables de dichas desgracias locales y globales.
Finalmente esta elección 2024 en los Estados Unidos fue tomada por otros grupos nuevos que acompañaron a grupos no tan nuevos en este país para tomar una decisión. Demostremos que vinimos a traer nuestra propia historia, a unirla a la vieja historia y hagamos de la democracia el verdadero sueño por el que vinimos. El rostro del país somos nosotros y somos responsables de continuar su construcción.
Sean los temas prioritarios para seguir en progreso el de la economía, la inmigración, la seguridad nacional e internacional, los temas sociales más controversiales como la vida de la nueva generación o los derechos de quienes piensan diferente o de aquellos que miran la vida como un tema manipulable y obligaciones de los dadores de vida; con ese cúmulo de razones seguiremos tomando a la democracia en serio cuando vayamos a las urnas. Todos podemos opinar. Estaremos atentos a estos 4 años.