Aún no hemos pasado la crisis del Covid-19, incluso, esta semana se ha informado del rebrote a nivel nacional de este virus en los 50 estados. En parte por la reapertura de la vida comercial y social en este verano y de otro lado por las mutaciones que han dado como resultado nuevas sepas del virus desde otros países.
Sin embargo, ello no es óbice para que las fiestas, los deportes y celebraciones patrias o culturales reanuden sus actividades. Y no se queda atrás el calentamiento de recolección de fondos y reuniones políticas que seguirán en ascenso. Las campañas este año no serán apocadas por el virus, eso está demostrado. Pero traigo a colación estos temas por que no podemos desconocer que durante la pandemia la vida cambió drásticamente cambiándonos la vida totalmente por un año y en lo subsiguiente. Y aunque el estado también sufrió el mayor reto para responder desde todos los frentes, demostró que es el mayor empleador. Esto queda claro: El Estado es y será el mayor empleador en todos sus niveles.
Ello siempre atrae como a las abejas o moscas a quienes son los llamados a buscar curules o puestos como funcionarios. Como siempre no importa la preparación o experiencia en campos tan específicos como Administración Pública, Ciencias Políticas, Derecho, Economía, Sociología, entre otras carreras en humanidades que son parte del ejercicio y práctica diaria en el manejo de los pueblos.
Veo con tristeza, que de estos rubros son muy pocos los que se presentan a querer representarnos o a ejercer el trabajo administrativo que corresponde a nuestras ciudades y estado. Parece el común denominador que no importa si se es experto o graduado en áreas del servicio público. Parece que el ser buen amigo, buen tipo o haber nadado en aguas políticas ya es suficiente para ser delfín o para engancharse. Aunque lo que ha probado el éxito es conseguir muchos votos para tal o cual candidato reconocido. Bueno es anotar que para puestos técnicos existen muchas exigencias y hay que demostrar conocer de dichas materias. Me refiero específicamente a aquellos puestos políticos, donde se ensayan futuros políticos o candidatos. Son aquellos cargos políticos donde muchas decisiones nos cuestan millones de dólares ya que son los que están cerca a los que toman decisiones como son los legisladores, los directores de departamentos o secretarias. Ahí, en esa fusión es donde se diluye la idoneidad política y la experiencia y eficiencia en tal o cual cargo. Muchos de ellos, los políticos; pasan luego a direcciones de decisión sin ser los más idóneos para esa posición, pero como vienen de la política y han logrado visibilidad y simpatías, eso de que si son o no expertos parece no importar. Lo de los partidos ya lo sabemos nada nuevo que descubrir y ahí se deposita la mayor responsabilidad por que son ellos quienes dictan muchos de los destinos de los que he descrito arriba.
Los rostros que veo en todas las redes sociales, en los carteles publicitarios y en los mitines públicos tienen dos características. La primera que son los mismos que buscan re-elección y que escogieron la carrera política como forma de vida. La segunda característica son los que siendo preparados en tareas de apoyo, muchos denominados ayudantes, asistentes (Aids) aspiran luego a lo que sus jefes hicieron años atrás. No sé si estudiaron a escondidas para aprender todo lo relacionado al cargo o si fueron a la escuela nocturna para actualizarse o para estudiar Administración Pública, o en último caso, el poder los contagió y como la “Revolving Door” está cerca, es solo salir y volver a entrar.
Otra característica, son los paracaidistas, aquellos que no son conocidos en ninguna área política, pero sí en áreas profesionales a veces muy ajenas a la Administración Pública o Ciencias Políticas. Podríamos decir que quienes han sido preparados en Administración de Negocios o Negocios Internacionales incursionan a ver como pueden calar en la Administración Pública, un ejercicio de malabarismo o de ensayo.
Esta descripción aplica incluso a aquellos que aspiran a ser concejales. Los ediles, como tal, nunca han tomado ese cargo de elección popular como el ejercicio de representar los intereses de los habitantes de un barrio (Ward), más bien han logrado ser elegidos con el empujón de quienes representan alcaldías, de quienes representan los partidos; de los que han sido electos en cargos a nivel estatal y nacional; pero nunca con el verdadero espíritu de seguir conectados con su barrio, con sus vecinos.
En mi barrio (Ward) el concejal correspondiente nunca se reunió con sus votantes en varias décadas. Los concejales de los municipios de Rhode Island no estilan reunirse con sus votantes para contarles que ordenanzas, o proyectos de ordenanzas se necesitan. Tampoco cuentan que ordenanzas se aprobaron y en que forma votaron en nuestro nombre. Lo más delicado ha sido que cuando hay que aprobar el aumento de impuestos a las propiedades, ya sea comerciales o de residencia, nunca esos concejales se han dignado contarle a los propietarios bajo que razones se hizo dicho aumento. Y cuando ha habido algún error, tampoco nos han contado cual fue el error. Prensa de habla inglesa se entera y los concejales nunca se dignan contarle a sus votantes. Las sorpresas son las cartas con el anuncio de dichos aumentos.
Me detengo en los concejales por que es la primera línea de defensa y de representación de los votantes. En el otro caso, a nivel estatal, por lógica; las decisiones estatales están bajo un sistema mucho más complicado y donde ellos como legisladores enfrentan las más duras peleas dentro de las dos cámaras (Representantes y Senadores) en el estado. Y esto es un cuento que los representantes debieran considerar compartir con los votantes de igual forma. He tenido a bien investigar de primera mano en el portal de la legislatura para conocer de las nuevas leyes aprobadas. Algunos senadores o representantes e han dignado enviarme sus leyes propuestas o aprobadas para publicación y así lo hemos hecho.
Desde este medio mantengo este análisis por que muchos votantes manifiestan un desinterés en la forma en que se ejerce la política en este nuevo país y por ende las decisiones llegan a estar deformadas y sin esa capacidad de exigencia de la rendición de cuentas de quienes aspiran a ser nuestros representantes. No se avergüenzan nuestros concejales de saber que se les preguntó, se les exigió públicamente por muchos años que informaran por las redes sociales al menos sobre sus logros, sus realizaciones, su trabajo como ediles, pero nada de eso pasó. Lo único que pudimos ver fue fotos sociales de sus celebraciones, cumpleaños, campañas en otros pueblos, mucho fashion y paseos; pero sobre el trabajo para lo que hicieron campaña y pidieron nuestro voto nada de nada.
¿Esa es la política que esperábamos? Pues bien ahí la tienen y que siga la fiesta. Por lo tanto, no pregunten que pasa con los presupuestos, que pasa con los aumentos de impuestos. Y prepárense para los impuestos que vienen, aparte de los que acaban de recibir. Las obras como las estaciones del tren entre otras deberán ser pagadas y los impuestos volverán a subir muy pronto.