El derecho está llamado a cambiar y a mutar después de la pandemia y más aún detrás de los acontecimientos que hicieron resbalar el mundo; la virtualidad, la perspectiva de la prisión, las transformaciones y garantías individuales, la economía y la política en general deben ser permeadas por nuevos lenguajes de vanguardia que no afecten el interés privado ni el colectivo