Ojalá que algún día aciago esa “galleta explosiva” no caiga en manos de un fanático desquiciado que, fungiendo como presidente del país más poderoso del mundo, nos lleve a la peor de las catástrofes humanas.
Ojalá que algún día aciago esa “galleta explosiva” no caiga en manos de un fanático desquiciado que, fungiendo como presidente del país más poderoso del mundo, nos lleve a la peor de las catástrofes humanas.