Desafortunadamente, el Estado colombiano no solo es cabezón sino además sordo, bueno, sordo el gobierno que solo escucha dizque a los ciudadanos de bien. Mi humilde propuesta es adelgazar el Estado, no necesitamos tantos congresistas, tampoco tantos ministerios, hace poco leí que están pensando de nuevo en el ministerio de la alegría, ¡por favor, volvámonos serios! Debemos re-evaluar el papel de los órganos de control, suprimir una cantidad enorme de cargos diplomáticos innecesarios, imposible callar que son insultantes los altos salarios para los congresistas y algunos funcionarios del Estado mientras el desempleo aumenta.