En la primera parte de este análisis (“lo que la One Big Beautiful Bill Act de Trump esconde”), exploramos la manera en que esta ley fue diseñada para complacer a los lobbies más poderosos de Estados Unidos, disfrazada de reforma fiscal y patriótica. Ahora, en esta segunda parte, vamos directo al punto: ¿cómo afecta esta ley a la gente del común? Es decir, a ti, a tu familia, a tus impuestos, a tus ayudas, a tu salud financiera.
Porque más allá de la narrativa ideológica, la Big Beautiful Bill tiene efectos concretos, y no todos son negativos. Pero los riesgos son reales, y si no entiendes qué puede cambiar en tu economía, te puede costar caro.
1. Menos ayudas para quienes más las necesitan
Uno de los cambios más delicados es el endurecimiento de los requisitos para acceder a Medicaid, el programa de salud para personas de bajos ingresos. Si eres adulto, no tienes una discapacidad ni hijos menores de 15 años, y recibes ayuda médica, a partir de diciembre de 2026 tendrás que trabajar o hacer voluntariado al menos 80 horas al mes para mantener el beneficio.
Esto puede ser justo ya que sabemos que muchos abusan del sistema, y requiere regulaciones, no recortes. Pero probablemente justos paguen por pecadores, y en la práctica muchos beneficiarios tienen empleos informales, condiciones de salud no documentadas, o responsabilidades familiares que no califican bajo estas reglas. Resultado: miles podrían perder acceso a su sistema de salud.
2. Beneficios fiscales para algunos trabajadores
No todo es recorte. La ley establece que las propinas y las horas extras no estarán sujetas a impuestos federales para quienes ganen menos de $150,000 al año, o $300,000 si presentan declaración conjunta. Esto es especialmente valioso para trabajadores de la hostelería, el transporte, o servicios con alta carga horaria.
En términos prácticos, significa más dinero neto en tu bolsillo si estás en estos sectores. Un alivio real, aunque limitado.
3. Mayor deducción para clases medias (por tiempo limitado)
La deducción estatal y local en impuestos (conocida como SALT) aumenta temporalmente de $10,000 a $40,000 durante cinco años. Si vives en estados con altos impuestos locales (como Nueva York, California, Nueva Jersey), esto puede darte un buen beneficio… pero solo hasta 2030. Luego vuelve a bajar.
Además, los mayores de 65 años podrán deducir hasta $4,000 entre 2025 y 2028. Es algo. Pero no cumple la promesa de eliminar impuestos para jubilados.
4. El «regalo» que se paga más adelante
Aquí está el punto más peligroso: todo lo que la ley da en beneficios puntuales, lo cobra luego en forma de deuda pública. El paquete fiscal incrementará el déficit en 3.3 billones de dólares en 10 años. Esto significa que futuros gobiernos tendrán que:
- Subir impuestos
- Reducir programas
- O ambas cosas
Y cuando llegue el momento, los recortes rara vez afectan a los lobbies que presionaron para obtener más fondos. Caen, como siempre, sobre los trabajadores, los pensionados y las familias de ingresos medios.
5. Riesgo inflacionario e incertidumbre económica
Una política fiscal que aumenta el gasto sin respaldo productivo suele empujar la inflación. Si eso ocurre, el alza de precios consumirá cualquier beneficio que hayas recibido en deducciones. Esto ya lo vivimos tras los cheques de estímulo de la pandemia: más dinero en mano, pero menos poder adquisitivo.
6. Lo invisible: el precio de perder servicios
Recortar programas sociales no solo afecta a quien recibe el cheque o la cobertura. También afecta a comunidades enteras: a centros de salud que perderán fondos, a escuelas que atenderán niños con menos apoyo en casa, a hospitales que verán más urgencias sin cobertura.
No se trata de defender el despilfarro estatal, sino de entender que los ajustes, en esta ley, no fueron quirúrgicos. Fueron políticos. Y eso tiene consecuencias humanas.
En la tercera y última entrega de esta serie, exploraremos qué puedes hacer desde ya para proteger tus finanzas personales ante este nuevo escenario. Hablaremos de estrategias prácticas para adaptarte a los cambios, aprovechar los beneficios temporales y minimizar los riesgos de deuda, inflación y recortes sociales. No se trata solo de entender lo que pasa, sino de actuar con inteligencia financiera.
Esta ley no es solo un texto legal. Es una hoja de ruta que redefine prioridades nacionales. Si no entiendes lo que cambia, corres el riesgo de quedarte fuera del nuevo modelo. Pero si sabes leer entre líneas, puedes prepararte, proteger tus finanzas y tomar mejores decisiones.
Si sientes que necesitas ayuda para entender cómo esto impacta tus impuestos, tu plan de retiro o tus gastos personales, estoy aquí para ayudarte. Ofrezco asesoría financiera personalizada y herramientas que pueden ayudarte a adaptarte a este nuevo panorama.
Puedes encontrarme en redes sociales como @miguelbacata o usar la información de contacto al final de este artículo. Estar informado no es un lujo. Es una necesidad si quieres que tu esfuerzo construya un futuro estable.